Muchachos: Acuérdense del “corralito”. Saquen la guita del banco y póngala debajo del colchón. Estén atentos al dólar y esperen hasta que aclare.
SE CAYO WASHINGTON MUTUAL, LA MAYOR CAJA DE AHORRO Y PRESTAMOS PARA LA VIVIENDA DE EE.UU. BUSCAN SOCIO A MORGAN STANLEY PARA EVITAR SU QUIEBRA
El crac de Wall Street
En Gran Bretaña también intentan frenar el derrumbe de su principal entidad hipotecaria. Las bolsas mundiales se desplomaron y los quebrantos son billonarios. Más intervención estatal en el mercado.
La caída no se detuvo: ayer fue una nueva jornada de derrumbes generalizados de las bolsas en el mundo. Desde la apertura, todas las plazas bursátiles operaron con pérdidas y algunas debieron suspender la rueda para evitar seguir hundiéndose. El gobierno más fanático del libre mercado continuó lanzando una batería de medidas para tratar de frenar la multimillonaria sangría. Por caso, la autoridad que supervisa las actividades bursátiles en Estados Unidos, la SEC, endureció la regulación sobre la operatoria de acciones. Mientras, el Departamento del Tesoro emitió 40 mil millones de dólares en títulos públicos para proveer de liquidez a la Reserva Federal, que a su vez los destinará a entidades en problemas. A la estatización de AIG por 85.000 millones de dólares, le sucedieron anuncios de nuevas medidas del gobierno de Bush para reducir la volatilidad del sistema financiero. Pero el mercado ya parece no dejarse seducir por rescates sobre la hora.
- El Banco alemán de Crédito para la Reconstrucción y el Desarrollo será investigado por transferir 426,5 millones de dólares al Lehman horas antes del anuncio de quiebra.
El crac de Wall Street
En Gran Bretaña también intentan frenar el derrumbe de su principal entidad hipotecaria. Las bolsas mundiales se desplomaron y los quebrantos son billonarios. Más intervención estatal en el mercado.
La caída no se detuvo: ayer fue una nueva jornada de derrumbes generalizados de las bolsas en el mundo. Desde la apertura, todas las plazas bursátiles operaron con pérdidas y algunas debieron suspender la rueda para evitar seguir hundiéndose. El gobierno más fanático del libre mercado continuó lanzando una batería de medidas para tratar de frenar la multimillonaria sangría. Por caso, la autoridad que supervisa las actividades bursátiles en Estados Unidos, la SEC, endureció la regulación sobre la operatoria de acciones. Mientras, el Departamento del Tesoro emitió 40 mil millones de dólares en títulos públicos para proveer de liquidez a la Reserva Federal, que a su vez los destinará a entidades en problemas. A la estatización de AIG por 85.000 millones de dólares, le sucedieron anuncios de nuevas medidas del gobierno de Bush para reducir la volatilidad del sistema financiero. Pero el mercado ya parece no dejarse seducir por rescates sobre la hora.
- El Banco alemán de Crédito para la Reconstrucción y el Desarrollo será investigado por transferir 426,5 millones de dólares al Lehman horas antes del anuncio de quiebra.
- El tercer banco británico Barclays llegó a un acuerdo para adquirir el conjunto de las actividades de Lehman Brothers por 1750 millones de dólares.
- La Security and Exchange Commission (SEC) endureció la supervisación de las operaciones en acciones que apuestan por la caída de la cotización de acciones.
- Morgan Stanley podría fusionarse con Wachovia, luego de que junto a Goldman Sachs sufrieran una caída a un cuarto de valor.
- El Washington Mutual, la mayor caja de ahorro y préstamos para la vivienda de Estados Unidos, se ofreció a la venta. Entre los interesados se cuenta el HSBC, JP Morgan, Wells Fargo y el Citigroup.
- Las bolsas europeas cerraron en baja: Londres perdió 2,3 por ciento; París, 2,14; y Francfort, 1,8.
- El Ministerio de Finanzas ruso anunció que inyectará 350.000 millones de rublos, unos 10.000 millones de euros, en el sector bancario.
- La bolsa rusa se vio obligada a suspender su actividad luego del desplome de sus acciones.
- El Tesoro de Estados Unidos adjudicó de 40.000 millones de dólares en bonos a 35 días, para proveer de liquidez a la Fed.
- Wall Street volvió a operar en baja en sus principales indicadores: el Dow Jones Industriales cayó 4,1 por ciento y el Nasdaq Composite 4,9.
- La Bolsa de San Pablo cerró con un retroceso en el índice Bovespa de 6,7 por ciento, mientras que el real tuvo una depreciación de 2,6 por ciento frente a dólar.
- En la Argentina, las acciones perdieron 5 por ciento, los bonos, sobre todo los nominados en dólares más de 10 por ciento, y el dólar sumó un nuevo centavo a 3,12 pesos.
Orígenes:
La debacle financiera y bancaria de la potencia económica mundial es la más grave desde el crac del ‘29. Comenzó cuando explotó la burbuja inmobiliaria y el derrumbe de las operaciones especulativas con los créditos subprime. La administración Bush destina multimillarios recursos para salvar entidades hipotecarias y bancarias. El interrogante es sobre la magnitud de la crisis, su extensión en el tiempo y su impacto sobre la economía real.
El enorme doble déficit de la economía estadounidense, el fiscal y el comercial, creciendo de manera explosiva en los últimos años, obligó a buscar mecanismos de atracción de capitales financieros que compensaran el desfasaje de la balanza de pagos. “El mercado de bienes raíces ofrecía el único activo de envergadura para compensar la fuga provocada por los gastos militares, el comercio exterior y la huida del capital inversor”. Y un mercado especulativo altamente rentable fue, y sigue siendo, el único atractivo que puede ofrecer el sistema financiero estadounidense para que los dólares se reciclen y no se deprecien.
A las razones militares (mantener el único sostén posible al gasto bélico, el déficit fiscal) y económicas (no permitir que el dólar se caiga), se agregan razones políticas. Fannie Mae y Freddie Mac son parte del sistema de intervención paraoficial del gobierno federal en el sector financiero, pero también parte activa de un poderoso ejercicio lobbista entre los congresistas norteamericanos en defensa del sistema especulativo estadounidense en su conjunto. Como tal, se han convertido en generosos financiadores de campañas políticas de senadores y representantes, indistintamente de su camiseta.
La estrategia del Tesoro estadounidense se mantiene en la línea de bombear más fondos al mercado inmobiliario y al sistema financiero, para que los elegidos –selectivamente– no se caigan. Pero el efecto es aumentar la deuda de los ya endeudados, sumar pérdidas a balances en rojo. Y todo esto, frente a ingresos que no crecen y demandas en fuga por el pánico que genera el panorama. Hasta los especuladores más audaces huyen.
El rescate, por ahora, no tiene otro efecto que posponer el momento del quiebre, pero no restaura la capacidad de pago de los deudores. Buscar otra cosa significaría, para el gobierno Bush, abandonar su política militar, renunciar a la hegemonía del dólar o castigar a sus financistas de campañas. En vez de eso, abandonar un poquito la ortodoxia con algo de política de “Hood Robin” suena más atractivo. Después de enero, se verá.
ALGUNAS CLAVES:
La crisis comenzó cuando explotó la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos.Los 200 mil millones de dólares que desembolsó el Tesoro de los Estados Unidos para salvar A Fannie Mae y Freddie Mac no alcanzaron.Los precios de los activos financieros en todo el mundo siguieron bajando y otros bancos están en la cornisa.
No se discute si existe una crisis financiera internacional como la del crac del ‘29, sino sobre su magnitud, extensión en el tiempo e impacto sobre la economía real. El total del monto de las hipotecas en Estados Unidos es de 12,5 billones de dólares.
Las dos principales entidades nacionalizadas por la administración Bush, Fannie Mae y el Freddie Mac, manejan 5,2 billones en esos préstamos y tienen créditos caídos por 700 mil millones de dólares.
Las economías de Estados Unidos y Europa ya están entrando en recesión. Y China anunció un menor crecimiento para los próximos años.
El escenario más probable es el de una profundización de la recesión en Estados Unidos y en los otros países centrales, con su derrame al resto del mundo. En la actualidad los temores de recesión superan a los de inflación. La mala noticia es que las crisis con origen en el sector bancario suelen tener efectos duraderos.
Las crisis están en la naturaleza del capitalismo. Las burbujas especulativas son recurrentes. Aun así, un adecuado esquema de regulaciones debería contribuir a atenuar esas bruscas fluctuaciones cíclicas. No fue éste el caso, el esquema regulatorio vigente ha fracasado. Fue sobrepasado por una gigantesca pirámide de operaciones e innovaciones, como securitización, derivados, etc., que, curiosamente, prometían controlar los riesgos.
El paso natural es que la crisis deje de ser únicamente financiera e inmobiliaria en los Estados Unidos para convertirse también en una crisis del sector real internacional. O sea, en un movimiento tectónico que empuje a los Estados Unidos a una recesión lisa y llana, no limitada como ahora a una contracción de los sectores inmobiliario y automotriz, y que, barriendo los vestigios del “desacople” de las economías, arrastre también a Europa y Japón. Todo indica que ese proceso, demorado más de la cuenta, está desplegando sus alas.
Pero, sobre todo, la crisis reveló graves falencias de supervisión. “Conozca a su cliente” es un latiguillo de la regulación antilavado de dinero. Si los supervisores la hubieran respetado, la detección temprana de la crisis hipotecaria hubiese sido posible.
En Europa se ven problemas similares. Pero las medidas de salvataje no pueden eliminar las burbujas y las crisis, que son inherentes al sistema capitalista. En particular por la lógica de la especulación financiera, de apostar a ciertos activos. A lo que se suma que los inversores copian el comportamiento de algunos grandes, de los que se piensa que no pueden equivocarse. De ahí que muchas veces no se siga la regla de prudencia de diversificar las carteras.
Tampoco es sencillo controlar los activos que los bancos mantienen por fuera de balance. Y la apertura internacional de los mercados multiplica las posibilidades de eludir las regulaciones. Finalmente, y éste es el problema más importante, las regulaciones no pueden impedir las crisis económicas que afectan a los activos “reales”, ligados a la producción y el comercio, en los que se sostiene el negocio financiero.
Además de las consecuencias negativas en los mercados de crédito internacionales: van a subir las tasas y habrá mayores restricciones crediticias.
El mejor escenario es suponer que se trata de un descenso o ajuste cíclico, en una economía mundial que llevaba varios años de crecimiento. La recuperación vendría gradualmente al cabo de uno o dos años. El peor: que los torniquetes y las transfusiones públicas no puedan detener la sangría del mundo financiero internacional y que una extendida insolvencia impacte en forma devastadora sobre la actividad económica real, con serias repercusiones políticas y sociales.
¿Cómo? ¿No era que con el neoliberismo, tarde o temprano, todos íbamos a gozar de un mayor bienestar?
El escenario más probable es el de una profundización de la recesión en Estados Unidos y en los otros países centrales, con su derrame al resto del mundo. En la actualidad los temores de recesión superan a los de inflación. La mala noticia es que las crisis con origen en el sector bancario suelen tener efectos duraderos.
Las crisis están en la naturaleza del capitalismo. Las burbujas especulativas son recurrentes. Aun así, un adecuado esquema de regulaciones debería contribuir a atenuar esas bruscas fluctuaciones cíclicas. No fue éste el caso, el esquema regulatorio vigente ha fracasado. Fue sobrepasado por una gigantesca pirámide de operaciones e innovaciones, como securitización, derivados, etc., que, curiosamente, prometían controlar los riesgos.
El paso natural es que la crisis deje de ser únicamente financiera e inmobiliaria en los Estados Unidos para convertirse también en una crisis del sector real internacional. O sea, en un movimiento tectónico que empuje a los Estados Unidos a una recesión lisa y llana, no limitada como ahora a una contracción de los sectores inmobiliario y automotriz, y que, barriendo los vestigios del “desacople” de las economías, arrastre también a Europa y Japón. Todo indica que ese proceso, demorado más de la cuenta, está desplegando sus alas.
Pero, sobre todo, la crisis reveló graves falencias de supervisión. “Conozca a su cliente” es un latiguillo de la regulación antilavado de dinero. Si los supervisores la hubieran respetado, la detección temprana de la crisis hipotecaria hubiese sido posible.
En Europa se ven problemas similares. Pero las medidas de salvataje no pueden eliminar las burbujas y las crisis, que son inherentes al sistema capitalista. En particular por la lógica de la especulación financiera, de apostar a ciertos activos. A lo que se suma que los inversores copian el comportamiento de algunos grandes, de los que se piensa que no pueden equivocarse. De ahí que muchas veces no se siga la regla de prudencia de diversificar las carteras.
Tampoco es sencillo controlar los activos que los bancos mantienen por fuera de balance. Y la apertura internacional de los mercados multiplica las posibilidades de eludir las regulaciones. Finalmente, y éste es el problema más importante, las regulaciones no pueden impedir las crisis económicas que afectan a los activos “reales”, ligados a la producción y el comercio, en los que se sostiene el negocio financiero.
Además de las consecuencias negativas en los mercados de crédito internacionales: van a subir las tasas y habrá mayores restricciones crediticias.
El mejor escenario es suponer que se trata de un descenso o ajuste cíclico, en una economía mundial que llevaba varios años de crecimiento. La recuperación vendría gradualmente al cabo de uno o dos años. El peor: que los torniquetes y las transfusiones públicas no puedan detener la sangría del mundo financiero internacional y que una extendida insolvencia impacte en forma devastadora sobre la actividad económica real, con serias repercusiones políticas y sociales.
¿Cómo? ¿No era que con el neoliberismo, tarde o temprano, todos íbamos a gozar de un mayor bienestar?
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