21 novembre 2008

Ecuador se juega


Ecuador no paga la Deuda Externa por ilegal y fraudelenta.

Tras recibir de manos de la Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público Ecuatoriano (CAIC) el informe sobre la auditoría integral de la deuda externa de Ecuador, el presidente Rafael Correa indicó que la deuda es ilegítima.
Como un primer paso anunció que el Gobierno promoverá la reconstrucción de las estructura financiera internacional.El Jefe de Estado señaló que la contribución del Gobierno para conseguir el objetivo de reformar la estructura económica internacional empieza por determinar que la deuda externa es ilegítima y promover en las Naciones Unidas la creación de un ente de arbitraje internacional de deuda soberana.
El mandatario ecuatoriano dijo que su Gobierno no pagará la deuda externa por "ilegítima, corrupta e ilegal” y que "su peso debe ser trasladado por partes iguales a los responsables de adquirirla con malas artes, chantaje y traición".
Correa agregó que se requiere una instancia jurídica independiente ya "que los países endeudados siguen acudiendo al FMI, es decir, a un representante de los acreedores".
"Felizmente el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya tiene sus días contados por decisión de sus mismos socios mayoritarios", declaró Correa, quien expulsó en su momento al representante del Banco Mundial en Ecuador acusándolo de intento de chantaje.
El presidente propuso igualmente a los países deudores "concertar las acciones" para "redefinir el criterio de sustentabilidad del servicio" de crédito externo.

Entrega a Fiscalía
La recepción del documento se dio esta mañana en las instalaciones de la Ciespal. Correa indicó que se pasará el informe al Fiscal de la Nación para hacer la parte que le corresponde.
Al entregar el documento, la Comisión indicó que el objetivo de la auditoría es "demostrar por primera vez la estructura de todas estas operaciones, las complicidades, los manejos espúreos, el quebrantamiento del orden jurídico, la renuncia de todos los derechos... la aceptación de actos ilegales, la inclusión de cláusulas contractuales... la convalidación del fraude como un modo convencional de someterse a las exigencias de los acreedores, desconocer que el Ecuador no es un Estado cuando contrata a un vulgar comerciante que puede ser tratado de cualquier manera en cualquier insignificante tribunal de cualquier país, no siendo reconocido ningún caso... en esta infame historia de la deuda de los últimos años".

Conclusiones del informe de la Auditoría

Ecuador encontró indicios de ilegalidad e ilegitimidad en la mayoría de los miles de millones de dólares de su deuda externa e interna, tras una auditoría aplicada desde el año pasado a sus pasivos financieros.
El presidente, Rafael Correa, dijo tras recibir el informe de la comisión auditora, que buscará suspender el pago de la deuda ilegal y sancionar a los responsables, entre quienes se incluyen organismos crediticios internacionales.
La comisión advirtió que en la mayoría de contrataciones se violaron leyes locales e internacionales, en beneficio de los acreedores del país, y Ecuador incluso habría renunciado a su derecho para hacer reclamos en el ámbito internacional.
A continuación detalles del informe de la comisión:

BONOS GLOBAL 2012 y 2030
- Los bonos Global presentan serios indicios de ilegalidad desde su instrumentación, en el 1999, hasta su emisión en el 2000.
- La emisión de Bonos Global 2030 y 2012 no estaba autorizada por las leyes ecuatorianas debido a que el Decreto Ejecutivo no se encontraba aún publicado.
- Salomon Smith Barney y J.P Morgan actúan en la negociación el 27 de julio del 2000 sin autorización formal de Ecuador.
-La competencia para que el cónsul de Ecuador en Nueva York proceda a la reestructuración de la deuda externa del país se delega después de la fecha de negociación.
-La liquidación de garantías colaterales se realizó en forma arbitraria e ilegal.
-El valor del mercado de los bonos reestructurados estaba por debajo de 30 por ciento de su valor nominal, lo que determina que el monto sujeto a negociación en el mercado secundario correspondía a 1.005,7 millones de dólares.
-Se determina que la nueva emisión de Bonos Global 2012 y 2030 ascendió al monto de 3.950 millones de dólares, es decir casi cuatro veces el valor de mercado de la parte negociable.

MULTILATERALES
-En los tramos analizados, la comisión determinó que los recursos de créditos multilaterales fueron utilizados para pagar deuda externa comercial.
-Los organismos multilaterales de crédito FMI, Banco Mundial, BID generaron un sistema de endeudamiento desleal, al haberse aliado con poderosos acreedores privados.
-Créditos del Banco Mundial y del BID fueron utilizados en compra de garantías colaterales para el Plan Brady.
-Los créditos multilaterales auditados revelan factores de odiosidad, ilegitimidad, ilegalidad e ilicitud.

BILATERAL
-La comisión identificó que en la contratación de estos créditos no se respetaron normas y leyes del país.
- En las renegociaciones de estos créditos se incluía el cobro de intereses sobre intereses, prohibidos en la legislación ecuatoriana.
-El Club de París impuso a Ecuador condiciones en la negociación, tales como el sometimiento a la supervisión del FMI.

DEUDA INTERNA
-La emisión de bonos internos en su mayoría financiaron el servicio de la deuda pública externa.
-La deuda interna sirvió para cubrir ineficiencia de sectores empresariales y bancarios, beneficiados con las decisiones de otros gobiernos.

14 novembre 2008

Per l'autoriforma universitaria


Stralci dall'appello della Sapienza Occupata per l'autoriforma
L'Onda prepara la grande mareggiata

Abbiamo attraversato settimane di intensa mobilitazione, che hanno visto la partecipazione di migliaia di studenti e precari di tutte le università, nelle occupazioni, nelle manifestazioni spontanee, nei blocchi dei nessi produttivi nelle città. La parola d'ordine, che ha viaggiato con la rapidità della propagazione delle onde, «Noi la crisi non la paghiamo!», è l'espressione di un'intelligenza collettiva che si forma nelle lotte ed esprime completa il rifiuto a pagare i costi della crisi globale. Da più di un mese assistiamo al crollo sistematico delle borse mondiali, preludio alla vera crisi, quella dell'economia reale (...)


In Italia la risposta del governo è chiara: racimolare soldi tagliando indiscriminatamente la spesa pubblica per sostenere il sistema bancario. La legge 133 prevede infatti una serie di provvedimenti volti a "razionalizzare e ridurre la spesa e il debito pubblico". Tra i settori che più vengono colpiti da tagli e privatizzazioni ci sono scuole, università e ricerca. Infatti, insieme alla drastica riduzione del personale, si prevede la possibilità per gli atenei di trasformarsi in fondazione di diritto privato, cancellando così il carattere pubblico dell'istruzione come sancito dalla Costituzione (...)


Noi la crisi non la paghiamo! Significa in primo luogo la richiesta di abrogazione delle leggi 133 e 137, in quanto strumenti principali di dismissione di scuola ed università. Occorre ora continuare ad immaginare una nuova analisi adeguata alla controffensiva proposta dal governo proprio in questi ultimi giorni. Le linee guida dell'ultimo decreto Gelmini sull'università, aldilà delle presunte "astuzie" comunicative, ci consegnano il quadro più complessivo del tentativo di riforma: differenziare i finanziamenti per gli atenei, usare la retorica del merito per dequalificare i saperi e costruire gerarchie nel mercato del lavoro, imporre una presunta logica dell'efficienza produttiva per innalzare le rette, rafforzare i numeri chiusi e introdurre i prestiti d'onore, ovvero quel meccanismo del debito che sostanzia i processi di finanziarizzazione del welfare, così come la loro crisi (...)


Di fronte a questo programma, la proposta di copertura delle borse di studio per gli idonei non vincitori, è una magra consolazione, il tentativo di un governo in profonda crisi di avanzare una mediazione minima, nel tentativo di innalzare una flebile diga per arginare qualcosa di molto travolgente. Questo qualcosa si chiama onda anomala. L'assemblea nazionale del 15 e il 16 novembre sarà un'occasione di discussione importante per tutte le facoltà e gli atenei in mobilitazione, non solo per intensificare la critica rispetto alla legge 133 e ai futuri sviluppi delle politiche di governo, ma soprattutto per concepire una prima discussione che si ponga come obiettivo quello di garantire l'estensione e la durata di questo movimento (...)


Si tratta allora di progettare un'autoriforma, cioè di dar vita non solo ad un'assemblea programmatica, ma ad un momento costituente, in cui tutti insieme definire una proposta di riforma possibile per l'università. Criticare il definanziamento e il progetto di dismissione del sistema formativo significa infatti non attestarsi alla conservazione dell'università esistente, come l'abbiamo vissuta fino ad adesso, perché quell'università è il luogo di moltiplicazione della precarietà, di dequalificazione dei saperi, della subordinazione al potere baronale. La sfida, ben più radicale, è di individuare le tracce progettuali attraverso cui trasformare l'università, non in un più o meno lontano futuro ma nel presente.


L'unica riforma possibile è quella che abbiamo già iniziato a praticare, come studenti, ricercatore e dottorandi, il sapere vivo che anima i diversi settori della formazione. L'autoriforma è per noi l'affermazione concreta di quell'esercizio di libertà collettiva che stiamo conquistando, la pretesa minima di un movimento che già si sta esprimendo in tutta la propria indipendenza e irrapresentabilità da partiti e sindacati. Rifiutare di delegare ad altri la decisione sull'università, significa cominciare a definire linee di autonormazione attraverso cui far vivere un nuovo modello della formazione. L'autoriforma è infine il modo per continuare ad agire, come stiamo già facendo, all'altezza e oltre la crisi, per costruire tutti insieme un campo nuovo di possibilità dentro e fuori le università, continuando a propagare e ad organizzare le onde. Perché il tempo della trasformazione è qui e comincia ora. Anzi, è già cominciato.

2 novembre 2008

I bravi capi della Grande Guerra


Le esecuzioni sommarie nella Grande Guerra e la decimazione di Monte Mosciagh.
Ormai che i festeggiamenti per il 4 Novembre sono avviati, ritengo che la memoria di questi fatti non debba andare persa, anche perché ci aiuta a riflettere sul fatto che le guerre é sempre meglio non dichiararle, a prescindere dalle ragioni che possono giustificarle, come peraltro ci ricorda anche l’articolo 11 della nostra Costituzione.


La disciplina delle truppe fu la prima preoccupazione di Cadorna.

Costituì per lui una vera e propria ossessione e questo fu particolarmente grave perché fra le nostre truppe non si verificarono episodi di indisciplina di massa.
I nostri soldati combatterono con grande coraggio e spirito di sacrificio in condizioni estreme, con carenze pesantissime di mezzi ed armamenti.
I soldati italiani, incolpevoli vittime di macroscopici errori altrui, furono pure ripetutamente accusati di vigliaccheria. Gli alti comandi diedero loro la colpa del fallimento di azioni che non avevano nessuna possibilità di riuscita. Furono ritenuti i primi responsabili delle peggiori disfatte come nel caso della Strafexpedition e della ritirata di Caporetto.
Cadorna si adoperò strenuamente perché la giustizia militare fosse inflessibile e improntata al rigore più estremo.
Richiamò costantemente i Tribunali di guerra affinché applicassero le pene più severe e ignorassero le già ristrette norme di tutela degli imputati, fino a rimuovere dall’incarico i magistrati che non si adeguavano alle sue direttive.
Le pressioni di Cadorna ebbero successo:
262.000 soldati processati (il 6% dei mobilitati) con condanna nel 62,6% dei casi.
4.028 condanne a morte di cui 1.061 in contraddittorio. 750 furono eseguite.
15.345 ergastoli.
Queste cifre, apparentemente irrisorie rispetto al numero di circa 650.000 caduti, fanno riflettere se comparate con quelle degli altri eserciti in campo. L’Italia é il paese che eseguì il maggior numero di condanne a morte (fatto salvo l’esercito russo), tenendo conto che combatté 10 mesi di meno:
Francia 650 fucilazioni in presenza di un esercito doppio.
Inghilterra 350 fucilazioni (esercito quasi uguale).
Germania meno di 50 fucilazioni.
La giustizia dei Tribunali colpiva quindi con estrema durezza, ma il Comando Supremo se ne dichiarò sempre insoddisfatto, tanto che prescrisse il ricorso alla giustizia sommaria, cioè all’esecuzione senza processo.
Il ricorso alla fucilazione senza processo era ammesso dal CPM e dalle Norme per il combattimento. Ma per considerare legittime le esecuzioni sommarie, dovevano presentarsi contemporaneamente 3 condizioni:
- flagranza del reato
- reato consumato “in faccia al nemico”
- pericolo grave ed immediato per la tenuta di un tratto di fronte.
In sostanza, si doveva ricorrere alla giustizia sommaria, solo se era l’unico modo di interrompere una gravissima azione nel corso di un combattimento.
Cadorna prescrisse invece il ricorso sistematico alla giustizia sommaria sin dal primo giorno di guerra con ripetute circolari e silurando chi non si adeguava.
Raccomandò inoltre, qualora non si riuscissero ad individuare i colpevoli, di ricorrere alla decimazione dei reparti in cui erano avvenuti i reati.
Circolare telegrafica dell’1/11/16: “Ricordo che non vi è altro mezzo idoneo per reprimere reati collettivi che quello di fucilare immediatamente maggiori colpevoli et allorché accertamento identità personale dei responsabili non è possibile rimane ai comandanti il diritto et il dovere di estrarre a sorte tra gli indiziati alcuni militari et punirli con la pena di morte. A cotesto dovere nessuno che sia conscio della necessità di una ferrea disciplina si può sottrarre ed io ne faccio obbligo assoluto ed indeclinabile a tutti i comandanti”.

Cadorna rese così la giustizia sommaria uno strumento “normale” dell’arsenale disciplinare dell’esercito italiano:
27 civili e 263 soldati furono uccisi sommariamente. A questo numero vanno aggiunte le vittime di 6 casi di fuoco sulle truppe che non è stato possibile quantificare. Si può quindi affermare che, nel corso del conflitto, morirono per mano italiana senza processo almeno 350 persone.
Questi sono i morti di cui abbiamo trovato traccia, io e Marco Pluviano, nel corso di ricerche svolte presso l’Archivio centrale dello Stato e l’Ufficio storico dello Stato Maggiore dell’Esercito, ma la cifra è sicuramente per difetto perché:
- molti documenti furono distrutti durante la ritirata di Caporetto;
- diversi ufficiali che avevano ordinato o eseguito in prima persona atti di giustizia sommaria preferirono non darne notizia ufficiale;
- gli archivi sono disordinati;
- gli uccisi durante la ritirata di Caporetto non sono mai stati quantificati in modo attendibile.
Solo una minoranza degli atti di giustizia sommaria compiuti nell’esercito italiano fu “legittima”. Fu cioè eseguita nel fuoco della battaglia e in flagranza di reato. Abbiamo potuto inserire in questa tipologia “solo” 21 vittime cui vanno aggiunti cinque episodi di fuoco sulle truppe. Questi casi sono i più difficili da quantificare perché nei documenti ne resta raramente traccia. Questo tipo di esecuzioni si verificò anche in altri eserciti.
La maggior parte delle esecuzioni ebbe invece come unico fondamento le prescrizioni di Cadorna, che concepiva – come abbiamo visto - la repressione quale primo strumento di disciplina. Questo gruppo, nel quale possiamo far rientrare 210 vittime e un caso con un numero di caduti imprecisato, é caratterizzato da esecuzioni che possiamo definire “a freddo”. Avvenute cioè dopo un certo lasso di tempo dalla consumazione del reato, nelle retrovie e spesso a danno di truppe non ancora impegnate in combattimento. Tutti casi nei quali sarebbe stato possibile il deferimento dei colpevoli ai tribunali.

Questa tipologia fu una peculiarità tutta italiana.
All’estero la repressione sommaria contro i soldati fu assai rara. Si trattò di pochi casi - qualche decina - pur in presenza di atti di rivolta e ammutinamento ben più gravi.
A queste tipologie vanno aggiunte le vittime civili, quasi tutti slavi o germanofoni, ed i fucilati durante la rotta di Caporetto.
In questo contesto di spregio delle più elementari norme giuridiche e di ogni rispetto verso i nostri combattenti, maturò l’episodio della decimazione dei soldati della Brigata Catanzaro sul Monte Mosciagh. Qui un reparto valoroso fu colpito indiscriminatamente e in modo sproporzionato, ben oltre ogni addebito che avrebbe potuto ricevere nel corso di un qualunque procedimento giudiziario, come infatti si verificò quando i soldati scampati alla decimazione furono giudicati da un Tribunale.

Il 26 maggio due battaglioni del 141° reggimento occupavano le posizioni del Monte Mosciagh. Il resto del reggimento era attendato di rincalzo sulle pendici del monte, pronto ad intervenire in caso di necessità. Intorno alle 19 le posizioni italiane sul Mosciagh furono colpite da un violento temporale accompagnato da una forte grandinata e gli austriaci ne approfittarono per scatenare un furioso attacco. In un tratto della prima linea si sviluppò il panico e gruppi di soldati si ritirarono disordinatamente piombando sulle posizioni retrostanti. Mentre alcuni graduati urlavano di fuggire per sottrarsi alla cattura, i cavalli di un carriaggio di artiglieria s'imbizzarrirono precipitandosi al galoppo negli attendamenti.
Il risultato di questo caos infernale fu che alcune centinaia di militari del 141° si sparpagliarono nei boschi circostanti, immediatamente bersagliati dal fuoco italiano. Una parte degli sbandati fu radunata e riportata subito in linea per contrattaccare, ma molti tornarono al reparto solo il mattino seguente, in parte spontaneamente e in parte arrestati dai Carabinieri. La giustizia sommaria colpì duramente chi fece ritorno - in un modo o nell’altro - al proprio reparto durante la mattinata.

Il comandante del reggimento, colonnello Attilio Thermes, ordinò 12 fucilazioni che furono eseguite il giorno 28 sulle pendici del monte Sprunck, dove nel frattempo si era ritirato il reggimento. Inoltre, 6 graduati e 68 soldati furono denunciati al Tribunale di guerra del XIV Corpo d’Armata.
La mattina del giorno in cui era avvenuto lo sbandamento, il Comandante Supremo aveva inviato un Ordine del Giorno al comandante del settore, generale Lequio, che affermava: "Mentre nel resto della fronte le truppe si comportano ovunque valorosamente, in questi giorni, per parte di alcune unità del settore di Asiago, sono accaduti invece dei fatti oltremodo vergognosi, indegni di un esercito che abbia il culto dell'onore militare. Posizioni di capitale importanza e di facile difesa sono cadute in mano di pochi nemici senza alcuna resistenza”. Cadorna proseguiva impartendo le seguenti disposizioni: “L'Eccellenza vostra provveda le energiche ed estreme misure; faccia fucilare immediatamente, se occorre, e senza alcun procedimento, i colpevoli di così enorme scandalo, a qualunque grado appartengano”.

La storiografia odierna afferma che i grandi successi conseguiti dagli austroungarici nel corso dell’offensiva furono dovuti ad una molteplicità di cause e non al cattivo contegno delle truppe. Il generale Cadorna preferì invece addossare la responsabilità del disastro alla mancanza di coraggio dei suoi soldati, e nello stesso modo si comportò nella circostanza ben più grave della ritirata di Caporetto. Durante la Strafexpedition vi furono molti casi di esecuzioni sommarie, ma ad essere fucilati furono solo i soldati e non gli alti ufficiali che commisero errori gravissimi.

Il colonnello Thermes si adeguò prontamente alle direttive di Cadorna con uno zelo comunque eccessivo, poiché i militari fucilati erano ormai rientrati al reparto e si poteva procedere al giudizio da parte di un Tribunale straordinario.
Il 28 maggio fece fucilare i più alti in grado tra gli sbandati: il sottotenente Giovanni Romanelli e i sergenti Celeste Tabiadon, Angelo Lossi e Ferdinando Catalano. Ordinò, per buona misura, anche la fucilazione di 8 tra graduati e soldati sorteggiati tra gli altri 82 militari rientrati in ritardo.
Il Comando Supremo non era ancora soddisfatto e avrebbe preferito che i superstiti alla decimazione fossero giudicati da un Tribunale straordinario che avrebbe fornito maggiori garanzie di erogare una giustizia esemplare. Ma Thermes preferì deferirli al Tribunale Militare. Il generale Della Noce – capo dell’Ufficio giustizia - invitò l’avvocato fiscale Longobardo a: “Inspirare nel presidente e nei giudici il sentimento del massimo rigore richiedendo l’applicazione della massima pena senza attenuanti per sostenere il prestigio del Comando di Regg.to e sia perché continui l’esemplarità della repressione”.

Nonostante le fortissime pressioni sui giudici, il 1° luglio 1916 il Tribunale concluse il processo condannando gli imputati a pene miti.
Dei 74 superstiti alla decimazione ne furono condannati solo 66, perché il collegio giudicante valutò che 8 di loro erano stati estranei allo sbandamento. Uno, ad esempio, faceva la guardia ai sacchi della posta ad Asiago, mentre un altro era disceso la sera del 26 maggio al posto di medicazione a portare un ferito. Questo é un elemento particolarmente significativo perché essi subirono il sorteggio, scampando per pura fortuna alla morte. Non è quindi da escludersi che, tra i soldati fucilati, vi siano state persone estranee allo sbandamento.
Il colonnello Thermes fu citato, come esempio agli ufficiali, nell’Ordine del giorno del 22 giugno 1916 indirizzato a tutto l’esercito. L’altissimo onore non gli fu tributato per un atto di valore, ma per aver fatto fucilare senza processo i suoi uomini: “Per il sacrosanto provvedimento disciplinare da lui preso”. Si trattò del primo encomio ad personam, perché Cadorna preferiva non esaltare le gesta dei singoli a favore del collettivo. Non mancarono reazioni negative a questo fatto: diversi si chiesero se in tanti mesi di aspri combattimenti proprio nessuno - prima di Thermes - avesse compiuto atti di valore tali da meritare la citazione del proprio nome!

La Brigata fu pubblicamente lodata e decorata per il brillante comportamento durante gli scontri sull’Altopiano. Negli stessi giorni, nello stesso luogo, nello stesso reparto e per le stesse azioni, da un lato si fucilava e dall'altro si premiava!
Per concludere, ricordo che la valorosa Brigata Catanzaro fu tragicamente colpita dalla decimazione anche nel corso della rivolta di Santa Maria la Longa nel luglio 1917. Ma questo è un altro spettacolo....."

30 settembre 2008

La Constitución de Ecuador


LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE
EXPIDE LA PRESENTE
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR


EL PUEBLO DEL ECUADOR
inspirado en su historia milenaria, en el recuerdo de sus héroes y en el trabajo de hombres y mujeres que, con su sacrificio, forjaron la patria;
fiel a los ideales de libertad, igualdad, justicia, progreso, solidaridad, equidad y paz que han guiado sus pasos desde los albores de la vida republicana,
proclama su voluntad de consolidar la unidad de la nación ecuatoriana en el reconocimiento de la diversidad de sus regiones, pueblos, etnias y culturas,
invoca la protección de Dios, y
en ejercicio de su soberanía,
establece en esta Constitución las normas fundamentales que amparan los derechos y libertades, organizan el Estado y las instituciones democráticas e impulsan el desarrollo económico y social.

TÍTULO IDE LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

TÍTULO IIDE LOS HABITANTES
Capítulo 1De los ecuatorianos
Capítulo 2De los extranjeros

TÍTULO IIIDE LOS DERECHOS, GARANTÍAS Y DEBERES
Capítulo 1Principios generales
Capítulo 2De los derechos civiles
Capitulo 3De los derechos políticos
Capítulo 4De los derechos económicos, sociales y culturales
Sección primeraDe la propiedad
Sección segundaDel trabajo
Sección terceraDe la familia
Sección cuartaDe la salud
Sección quintaDe los grupos vulnerables
Sección sextaDe la seguridad social
Sección séptimaDe la cultura
Sección octavaDe la educación
Sección novenaDe la ciencia y tecnología
Sección décimaDe la comunicación
Sección undécimaDe los deportes

Capítulo 5De los derechos colectivos
Sección primeraDe los pueblos indígenas y negros o afroecuatorianos
Sección segundaDel medio ambiente
Sección terceraDe los consumidores
Capítulo 6De las garantías de los derechos
Sección primeraDel hábeas corpus
Sección segundaDel hábeas data
Sección terceraDel amparo
Sección cuartaDe la defensoría del pueblo
Capítulo 7De los deberes y responsabilidades

TÍTULO IVDE LA PARTICIPACIÓN DEMOCRÁTICA
Capítulo 1De las elecciones
Capítulo 2De otras formas de participación democrática
Sección primeraDe la consulta popular
Sección segundaDe la revocatoria del mandato
Capítulo 3De los partidos y movimientos políticos
Capítulo 4Del estatuto de la oposición

TÍTULO VDE LAS INSTITUCIONES DEL ESTADO Y LA FUNCIÓN PÚBLICA
Capítulo 1De las instituciones del Estado
Capítulo 2De la función pública

TÍTULO VIDE LA FUNCIÓN LEGISLATIVA
Capítulo 1Del Congreso Nacional
Capítulo 2De la organización y funcionamiento
Capítulo 3De los diputados
Capítulo 4De la Comisión de Legislación y Codificación
Capítulo 5De las leyes
Sección primeraDe las clases de leyes
Sección segundaDe la iniciativa
Sección terceraDel trámite ordinario
Sección cuartaDe los proyectos de urgencia económica
Sección quintaDel trámite en la Comisión

Capítulo 6De los tratados y convenios internacionales

TÍTULO VIIDE LA FUNCIÓN EJECUTIVA
Capítulo 1Del Presidente de la República
Capítulo 2Del Vicepresidente de la República
Capítulo 3De los ministros de Estado
Capítulo 4Del estado de emergencia
Capítulo 5De la fuerza pública

TÍTULO VIIIDE LA FUNCIÓN JUDICIAL
Capítulo 1De los principios generales
Capítulo 2De la organización y funcionamiento
Capítulo 3Del Consejo Nacional de la Judicatura
Capítulo 4Del régimen penitenciario

TÍTULO IXDE LA ORGANIZACIÓN ELECTORAL

TÍTULO XDE LOS ORGANISMOS DE CONTROL
Capítulo 1De la Contraloría General del Estado
Capítulo 2De la Procuraduría General del Estado
Capítulo 3Del Ministerio Público
Capítulo 4De la Comisión de Control Cívico de la Corrupción
Capítulo 5De las superintendencias

TÍTULO XIDE LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL Y DESCENTRALIZACIÓN
Capítulo 1Del régimen administrativo y seccional
Capítulo 2Del régimen seccional dependiente
Capítulo 3De los gobiernos seccionales autónomos
Capítulo 4De los regímenes especiales

TÍTULO XIIDEL SISTEMA ECONÓMICO
Capítulo 1Principios generales
Capítulo 2De la planificación económica y social
Capítulo 3Del régimen tributario
Capítulo 4Del presupuesto
Capítulo 5Del Banco Central
Capítulo 6Del régimen agropecuario
Capítulo 7De la inversión

TÍTULO XIIIDE LA SUPREMACÍA, DEL CONTROL Y DE LA REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN
Capítulo 1De la supremacía de la Constitución
Capítulo 2Del Tribunal Constitucional
Capítulo 3De la reforma e interpretación de la Constitución

DISPOSICIONES TRANSITORIAS
De los habitantes
De la seguridad social
De la educación
De las elecciones
Del sector público
Del Congreso Nacional
De la Función Judicial
Del régimen penitenciario y de rehabilitación social
Del Ministerio Público
De la Comisión de Control Cívico de la Corrupción
De las superintendencias
De la descentralización
De la economía
De la planificación económica
Del Banco Central
Registro Oficial
Generales
DISPOSICIÓN FINAL

21 settembre 2008

El laberinto argentino

"No hay mejor mètodo para salir de un laberinto que voltear las paredes que lo conforman"


CARTA ABIERTA IV
El laberinto argentino
El espacio constituido por centenares de intelectuales, artistas y académicos plantea en su cuarto documento su mirada sobre la coyuntura política nacional, tal como quedó planteada tras el golpe recibido por el gobierno en su choque con el “complejo agromediático”. Aerolíneas, el pago al Club de París, actualización jubilatoria, políticas de medios y culturales en el centro del debate.
La excepcionalidad
Corren tiempos en que es posible percibir que en materia política hay una excepcionalidad. Excepcionalidad que a pesar de todo se mantiene. El gobierno había surgido de una fuerte fisura en el sistema de representación y no venía –no debía venir– a restaurarla meramente. Tenía conciencia de que vendría un tiempo original y lo recorrió con entusiasmo y vivaz espontaneidad. Avanzó por ciertos caminos inesperados, no esgrimió doctrinas revolucionarias –ni casi ninguna otra–, pero mostró un rumbo propicio a una renovación de la vida colectiva. Quería significar que había llegado el momento de revisar las históricas falencias de una democracia carente de condiciones para cuestionar la injusticia social. La larga promesa de una democracia que se mire en el espejo de la justicia social sigue siendo el horizonte de nuestra época. Nada puede ser interpretado al margen de esta llamada genuina.
Medido en el ambiente histórico de este reclamo, el gobierno no ahorró audacias en ciertos temas y se mostró rutinariamente conservador en otros. Y aunque abundan las recaídas anodinas, no necesariamente justificadas por el recio embate de las neoderechas que ha recibido y el que acaba de recibir del complejo agromediático, no dejó de invocar sobre la marcha una cuota significativa de espíritu militante. Esta fuerza se mantiene, aunque en parte haya sido sofocada y en parte esté amenazada por trivialidades de ocasión. Continúa así el impulso reivindicativo ante los escollos presentes que hay que atravesar, y que debe ser empalmado con el compromiso con las generaciones del pasado que, en la memoria, siguen alentando esta tarea.
Hay que advertir que muchas veces el gobierno no evidenció apartarse demasiado de las fórmulas de retroceso más obvias luego de una ardua batalla de la que sale magullado. La excepcionalidad se mantiene porque ni puede volver a los cauces del orden conocido –allí lo repudian, esperan su caída–, ni debe dejar que naufraguen sus anteriores pasos adelantados en los refugios que ofrece una clase política “normalizadora”, garante de una vuelta a la “neutralización política”. Esto no ha ocurrido, pero las tensiones que alientan las más variadas direcciones en que puede salirse de la crisis están a la orden del día.

No creemos equivocarnos si decimos que falta la elaboración, explicitación y proyección de algo previo a ciertas medidas importantes. Lo es la estatización de Aerolíneas, pero lo previo hubiese sido crear certezas mayores sobre su destino de empresa pública antes de enviar el proyecto de ley al Parlamento; lo es el pago de la deuda al Club de París, pero lo previo hubiera exigido mostrar esa medida en conexión a mejores argumentos sobre la economía pública y las deudas sociales internas; lo es el proyecto de ley de jubilaciones, pero hubiera sido conveniente que se dijera previamente que se evitarían alquimias matemáticas sobre esta vital cuestión.
En cuanto a los incidentes ferroviarios en el Ferrocarril Sarmiento, ahí lo previo hubiera sido reconocer de inmediato las condiciones inaceptables en que viajan millones de personas que son víctimas así de una grave injusticia social. Y a la par de repudiar la destrucción de los bienes públicos, examinar los graves sucesos a la luz de criterios más amplios, en el sentido de las orientaciones hacia el cambio general de las pésimas condiciones de vida en vastas zonas del conurbano. Todo ello, antes de incurrir en un lenguaje de imputaciones que recuerdan tramos oscuros de la historia inmediata, cualquiera sea la explicación ulterior de los condenables acontecimientos de violencia contra el equipamiento ferroviario.

Falta algo previo, decimos. Es la elaboración de bases más permanentes de acción y lenguaje en cuanto a las transformaciones que se le adeudan al pueblo argentino y a las acechanzas que se ciernen. Por eso es necesario hablar del laberinto argentino, para que no se reitere la sensación de que medidas justificables se lanzan en la cabal ausencia de recursos de movilización cultural efectivos. Ante la reacción de las fuerzas siempre reconocibles de la reacción conservadora –revestidas hoy de numerosos ropajes, incluso de los aparentemente contrarios a los que opacamente representan–, hay que evitar la tentación de parecérseles, aun si se piensa esto para tomar un respiro. La salida del laberinto exige temas, análisis y decisiones que deben ser redescubiertos, sobre el fondo de una excepcionalidad que se mantiene. Y que tiene sus deudas con un contexto regional signado por los triunfos electorales de fuerzas progresistas y Estados con diálogos renovados con los movimientos populares. Si Argentina se mueve con fluidez y premura en esta escena compartida, es también porque sabe que cuando las campanas doblan su anuncio nos compete. La situación del pueblo boliviano sometido al ataque de formas nuevas, de formas antepasadas o de las últimas invenciones del racismo, el imperialismo, el golpismo y el separatismo –todo ello por partes o fusionado– obliga a la movilización de todos los recursos políticos, culturales y reflexivos para acompañar al gobierno de Evo Morales.
Los símbolos y las acciones
Nos cabe ahora una descripción sobre lo que ocurrió en estos últimos meses en nuestro país. Las nuevas bases sociales de la neoderecha se movían en un doble sentido: en el goce de sus reflejos desestabilizadores y en el pedido simultáneo de que se pusiera fin a tanta pasión desatada, “que cesara tanto conflicto”. Sordamente, amenazaban. Pero cuando terminaban de dejar su carga exonerativa, pasaban a empuñar la bandera de la armonía y del “hartazgo por la disputa”. Era el gobierno el que aparecía como confrontativo y los realmente confrontativos aparecían como moderados, partidarios de la “democracia gris”. Si el conflicto es el centro de la política –esto es, si la democracia siempre agita colores encendidos– se le podría cuestionar al gobierno la dificultad para anclar ese conflicto en fuerzas sociales efectivamente reconocidas, esto es, no que existiese una comprensible confrontación sino que ésta fuera meramente estridente, vocinglera e imprecisa. Vulnerados los horizontes colectivos de creencias, un conservadurismo que no se molestaba en aparecer faccioso, conseguía hablar en nombre de intereses genéricos y de los símbolos compartidos. Entrábamos al laberinto argentino.
El ámbito popular movilizado en defensa del gobierno era acusado de encarnar al “pueblo cautivo” al que había que rescatar con una “ética autonomista”. Miles de personas cantaban frente al estanciero Luciano Miguens, en el Monumento de los Españoles, “si éste no es el pueblo, el pueblo dónde está”. No se recordará con satisfacción este momento de la historia nacional. Por otra parte, un personaje político exiguo, partiquino de momentos menores de la política, quedaba de repente en posición de decidir sobre el empate de votos en el Senado, desatando un nudo –la forma inicial del laberinto– de manera imprevisible, agrietando severamente las máximas instancias institucionales, revelando la fragilidad esencial de todos los andamiajes políticos conocidos y originando un pobre folklore que podía expresarse en las fugaces y calculadas picarescas del minotauro Cleto.
Lo grave y lo trastocado corrían de la mano. El laberinto argentino, lo que en el siglo XIX célebres autores denominaron la esfinge argentina, reaparece en la necesidad de investigar el núcleo más íntimo de la vida popular, con muchas superficies y planos ocupados por el desvío de los legados y por una gran captura moral que reactiva fantasmagorías conservadoras en los sectores medios, para cuya crítica no alcanza el concepto de “zoncera” sino la pregunta crucial sobre el entrecruzamiento del activismo mediático, la ocupación masiva de calles en las zonas de la urbe socialmente más favorecidas y las épicas basadas en un reconstruido desprecio de clase, revestido ahora de populismo de derecha, todo ello contra un gobierno popular. Un gobierno que aun ensimismado en muchos obstáculos nacidos de sus propios laberintos, avanzó conceptos fundamentales para rehacer el sentido de lo democrático, lo público y lo justo.
El laberinto argentino contiene así a las nuevas derechas con base popular-mediática que juegan entre la admonición moralista y la promoción de una civilización del miedo en los grandes centros urbanos. Y contiene asimismo a las propias marañas de las que las fuerzas populares, sobreponiéndose, deben extraer nuevos argumentos y convicciones. Sin duda, no se esperaba que un camino que era dificultoso, contradictorio e intuitivo, aunque sustentado en una nueva discusión vigorosa sobre los destinos colectivos, quedara de repente tan expuesto y desnudo. No se esperaba que el agrarismo y sus adyacentes perspectivas comunicacionales recrearan un lenguaje movilizador en otros tiempos invocado por otros estilos y grupos sociales. Los activistas agrarios se dejaron barnizar por lenguajes eventuales de izquierda que al sumarse al cobertizo reaccionario hacían abandono de su propia historia para acrecentar lógicas de oportunidad y de error histórico. Confundían la masividad de las movilizaciones agraristas con una política popular y a las alianzas del nuevo poder conservador con una red social transformadora.

¿Sorprende este giro? Su explicación se encuentra en los variados déficit de interpretación que ya son alarmantes en los laberintos de la sociedad argentina. Se ha hecho abandono de los modos más rigurosos de análisis político, lo que incluso pudo notarse en los propios descuidos con que se tomaron las medidas gubernamentales. Pero nada es más dramático que las encrucijadas imperiosas que deben resolver los movimientos sociales, ellos sí obligados a resolver una conocida disyuntiva. Ni deben estar cómodos siendo apéndices estatales –y siempre existe la tentación de embargarlos por parte del Estado– o, en contrapartida, convirtiéndose en desastrados agentes de acciones que favorecen intereses extrínsecos a los de las causas populares –lo que también supone que sean expropiados por los lenguajes más vulgares de la compleja espesura de la coalición entre ciertos medios de comunicación y determinados grupos económicos–. Estos dilemas, cuando no consiguen ser resueltos, llegan al paroxismo con personajes que desde el inicio ya fueron fundados como caricaturescos y que aprovecharon la oportunidad para acentuar su bufonería, pidiéndole algunas vacas a la Sociedad Rural, o bailando en torneos de televisión con pancartas que mostraban a Fuentealba, el maestro asesinado en Neuquén, volviendo a vergonzosas épocas de paternalismo social saludadas por las “notas de color” a cargo del movilero de turno. Son farsas fáciles de percibir en sus signos de degradación. Pero contienen en germen un problema crucial, por el que la necesidad de arraigo y difusión de los movimientos sociales, no debe ser canjeada por el alistamiento silvestre en las retóricas televisivas.
El momento laberíntico que vive la sociedad argentina también se verificaba en pensamientos que se revestían de argumentaciones populistas o antiimperialistas, aunque para ofrecerse directamente como guardia de corps de la alianza de los agronegociantes. Véase la galería de fotos correspondientes. No era una defección episódica. Era un trastocamiento general de los significados. No se esperaba semejante inversión de los trazos habituales que unían las palabras con las cosas. Acciones que con otra ambientación eran declaradas ilegales por los labradores agromediáticos y los nuevos movilizados, ahora parecían el non plus ultra del republicanismo ilustrado. En cambio, medidas de gobierno avaladas por la Constitución se presentaban como ilegítimas o arbitrarias.
Un estallido interno de magnitud inesperada y difícil mensura recorre ahora la vida política argentina. Pero un laberinto es también un jeroglífico en donde es menester encontrar los nuevos hilos constitutivos de una verdad histórico-social. Estamos en un momento donde se lucha por la verdad –la verdad en el lenguaje, en las cifras, en los significados, en las biografías– pero se ha extraviado lo que aun en épocas tan convulsas como éstas era la relación entre los signos y las cosas, las representaciones y las motivaciones básicas de la sociedad. Se pelea por la verdad sin que importe la verdad. Vivimos un momento faccioso. ¿Cómo tratar la dislocación ocurrida entre hechos y símbolos? ¿Cómo considerar la relación entre la serie de la justicia frente a los hechos del pasado y la de los hechos inequitativos del presente? ¿Cómo se ligan los lenguajes de la escisión y el conflicto social con composiciones heterogéneas de fuerzas? En general, estas diferencias se tramitan con la velocidad de una vida social condicionada por la acción de los medios comunicacionales y su fuerte capacidad de articular la escena y los tiempos. Pero si el set y la agenda son constituidos por actores definidos de gran poder, eso no exime al resto de los actores de pensar en otra temporalidad que necesariamente supone una crítica a esa veloz adecuación de trincheras y paso por el guardarropas de las luchas pasadas.

Las neoderechas gozan de este estado de volatilidad de las creencias y no dudan en “izquierdizar” sus embates cuando lo creen necesario para realmente decir otra cosa. Es el laberinto argentino. Entretanto, la izquierda real, aunque no tenga generalmente ese nombre, pues actúa en gran medida con sus claves nacional-populares y sus legados humanísticos y sociales de pie, está en los filamentos realmente existentes del movimiento social democrático, expresado en infinidad de variantes de lenguaje y militancia. Fue a las plazas históricas a defender la democracia y con consignas propias, interpretó que el gobierno, aun moviéndose improvisadamente en la tormenta, encarnaba los trazos fundamentales de una voz popular que a su vez le reclamaba más afinación y claridad en los argumentos. Los hilos a veces tenues pero continuos de las memorias populares van tejiendo, como también lo supieron hacer en otras jornadas del pasado, los ideales emancipatorios y lo hacen en el interior de dificultades inéditas e, incluso, desprovistos, muchas veces, de señales luminosas que no suelen partir de un gobierno que no ha sabido, no ha podido y tal vez no ha querido profundizar en la creación de una genuina base de sustentación popular.
Luego del vendaval, las instituciones públicas golpeadas intentan volver a los hechos. El gobierno afirma que frente a las palabras y las opiniones triunfarán los hechos. Hechos económicos, construcción de necesarias infraestructuras. Sin embargo, no puede olvidarse que los terrenos comunicacionales le fueron generalmente adversos y que es menester ahora descifrar los laberintos de la cultura. Como muchos dicen despreocupadamente, “los pueblos no comen símbolos” pero los símbolos son parte esencial de las condiciones bajo las que se piensan los pueblos. Ninguna sociedad que reclama niveles más precisos de debate se orienta tan solo por realizaciones económicas, teniendo en cuenta que lo de Aerolíneas es a la vez un hecho de la economía pública y también de fuerte simbolismo. Así, como lo demuestra el laberinto argentino, se lucha especialmente por símbolos, cualquiera sea la explicación profunda que se les dé a estas evidencias.
Asimismo, los condicionamientos y el cerco al que fue sometido el gobierno luego de las votaciones parlamentarias pueden justificar nuevas prudencias en el tratamiento de diversos temas pendientes, pero eso no debe ser el motivo por el cual se instituyan decisiones políticas y económicas con concesiones a los sectores nacionales e internacionales que operan el sitio precisamente al aspecto más progresista de aquellas decisiones. Entre el pago total de la deuda al Club de París, la reestatización de Aerolíneas y la ley de jubilaciones móviles se desplaza, quizás con movimientos espasmódicos, un gobierno que sabe que el terreno por el que transita está rodeado de arenas movedizas y de seductores espejismos que no llevan, necesariamente, hacia políticas populares, políticas que requieren audacias y voluntades no siempre disponibles. Pero aún resulta más arduo ese avance si no se busca construir los puentes hacia las mayorías populares postergadas y empobrecidas que son una base social de sustentación imprescindible junto con otros actores sociales.
Por otro lado, prosiguen los juicios a los personajes de los gobiernos dictatoriales y se halla firme la conciencia de que no debe cederse una noción económica que excluye terminantemente el ajustismo neoliberal. No se ha entregado la creencia de que simultáneamente debe afirmarse un ideal latinoamericanista, que aun con titubeos, también se ejerce sabiendo que hoy más que nunca la suerte de nuestro país, de sus proyectos democráticos, está fuertemente unida a lo que está aconteciendo en otras repúblicas hermanas, particularmente la Bolivia de Evo, la Venezuela de Chávez, el Paraguay de Lugo, el Ecuador de Correa y, desde una perspectiva algo más compleja, el Brasil de Lula. La provocación criminal de la derecha boliviana, el uso de la violencia contra el pueblo que apoya decididamente a su presidente y al proyecto democrático-popular que él encabeza, constituye una señal ominosa que no debe ser pasada por alto, en especial allí donde nos ofrece, en espejo, lo que hoy amenaza en nuestro propio país. Todo esto mantiene un horizonte a partir del cual sigue valiendo la pena pensar en que hay una diferencia; que hay una diferencia conceptual que sigue rechazando la paridad que muchos creen percibir entre el actual gobierno y los procesos económicos habituales de coacción y dominación. Efectivamente, no vemos tal paridad. Vemos una diferencia que es necesario pensar cómo sostener y ahondar. Lo haremos examinando más de cerca el laberinto argentino.
Crítica y conmemoración
Desde hace cierto tiempo se intenta horadar el cimiento básico de la época, que es la promoción de actos jurídicos sobre los símbolos más significativos de un pasado de horror. Esto no proviene solamente de los remanentes de las pasadas dictaduras. Se dice que el gobierno trató de un modo inadecuado la cuestión de la memoria y los derechos humanos. Algunos llegan a afirmar que el gobierno utiliza la política de derechos humanos –esto es, la política de la justicia en la memoria–, como un recurso a la impostura, pues mientras haría una política por lo menos descuidada en materia de derechos sociales y economía cabalmente distributiva, insiste en hablar sistemáticamente de las condenables violencias y atentados a la vida ocurridos en el pasado. Sólo una virulencia antes desconocida en el ataque a un gobierno democrático en el ciclo de este último cuarto de siglo –aunque fuertes dosis de neutralización destituyente habían acompañado el último tramo del gobierno de Alfonsín– permite el error al que lleva esta interpretación.
No vamos a insistir una vez más sobre la manera en que esta política de derechos humanos no es ni debe ser episódica, sino que constituye el nudo troncal de la época, su estructura última de significados. Los desavisados que la atacan con sus catilinarias revelan hasta que punto representan el último escalón refinado para que se vuelva al orden antiguo. Postulan que hay impostura en la política de la memoria asumida; postulan entonces, inevitablemente, un gesto de agravio gratuito que intenta desconectar el ciclo comenzado en el 2003 de sus más importantes bases expresivas y sus más profundas raíces de legitimación.
Es necesario dejar de heredar el país de la dictadura y hay indicios, en las políticas gubernamentales, de una efectiva búsqueda de modos más equitativos y dignos de la vida social. En el laberinto argentino también se halla, como hilo de Ariadna, la política realizadora regida por un manojo de nuevos derechos –en esencia, la articulación entre derechos humanos, derechos sociales y derechos democráticos–, cuyo acoplamiento creativo es motivo central de la crítica y la razón política.
Como todos sabemos, el gobierno ha tenido trazados convocantes y perdurables en estos terrenos, aunque a veces realizados con muchos balbuceos e ingenuidades. Y cuando decimos ingenuidad no es el modo del elogio moral que vería en el ingenuo lo contrario del astuto, sino que lo decimos al modo de la crítica: la ingenuidad es ver menos de lo que es necesario, considerar menos dimensiones que aquellas que la acción política debe tener en cuenta para no fracasar. Pasado un tiempo del rechazo parlamentario de las retenciones móviles, el gobierno sigue ceñido por el cerco de sus contrincantes avezados. Defienden sus intereses sectoriales y un tipo de articulación entre las instituciones estatales y las lógicas de mercado de clara subordinación de las primeras a las segundas. Y del lado del gobierno no se logra totalizar las dimensiones de esa confrontación, para lo que se deben examinar nuevas y originales singularidades. Un diagnóstico preciso de los modos en que funciona actualmente la economía y resignificaciones de los símbolos en juego supone no perder de vista los grandes panoramas históricos, nacionales y latinoamericanos, a la vez que se tiene la obligación de no dejar de observar los elementos menudos, precarios o marginales.
Estas relaciones entre lo general y lo particular tienen en la cultura –en el vivir social más amplio y en el vivir cotidiano– su territorio si no definitivo, sí de suma relevancia para forjar alternativas y lenguajes. Porque se trata de construir los conceptos, las teorías y las locuciones con los cuales aprehenderlas a la vez que tratar las memorias sociales en juego, recogerlas del olvido o entretejerlas novedosamente. No deja de haber en todo momento histórico un cierto laberinto. Siempre hay una guarida del Minotauro. Pero este laberinto, aquí y ahora en la Argentina, implica el peligro de paralizar las fuerzas activas de la sociedad, para lo cual se comenzó a convencerlas de que había que reconstruir las formas coactivas de la autoridad, salir de lo que llaman errático, volver al orden establecido, retomar lo que en el pasado muchos ensayistas latinoamericanos llamaron la “patria boba”, esto es, el desmonte de sentimientos colectivos en nombre de nuevas leyendas inertes, controladas por empresarios del sofocamiento político y cultural. Así, sueñan en la Argentina con un retroceso que va desde una política internacional comandada por los acreedores hasta el disciplinamiento de las escuelas en la ciudad de Buenos Aires, metáfora ideal de la aldea global autoritaria que se desea construir. ¿No actúa Macri en nombre de una indigente política del miedo con sus edictos ordenancistas, que tienen grandes apoyos, silenciosos y timoratos en una ciudad de Buenos Aires en la que casi se precisarán las fuerzas morales del Eternauta para rescatarla de su intensiva indiferencia?
Una ciudad activa, reconocida sede de experiencias populares significativas, de grandes aventuras intelectuales y artísticas, de buena parte de la historia del movimiento obrero, desde las huelgas de principio de siglo hasta –si queremos poner una fecha– los acontecimientos vinculados a la defensa del Frigorífico Lisandro de la Torre en 1959, no puede quedar en manos de pensamientos que apuestan a lo concreto –“la gente quiere soluciones”– pero son lo más abstracto concebible. Para oponerle una crítica imaginativa a estas visiones abstractas que pasan por ser lo concreto, es de lamentar la falta de una reflexión colectiva en el mundo cultural –la universidad pública habla ocasionalmente sobre estos temas– o la falta de incisivas críticas más inspiradas que desnuden esas frases sobre “lo concreto”, que como diría el gran Philip Marlowe sobre un cartel aduanero en una frontera del país del Norte, “nunca se vio condensar tantas mentiras en tan pocas palabras”. Sólo la disuasión, el cloroformo masivo que logró impugnar la vitalidad de la cultura nacional y decretó el reinado de la indiferencia o la inmunización ante lo grave que se presenta a nuestros ojos, permitió llegar a esa fraseología vacía que sustituye la lengua política por el marketing y la lavativa de las ideas. Que ha logrado calar hondo en los imaginarios sociales allí donde cuestiona toda felicidad posible si no se la encarna en una felicidad sostenida sobre el consumo y la materialidad de la riqueza; donde parecen quedar en el ostracismo existencial quienes actúan fuera de las luces del shopping center o de la espectacularización amplificada por los lenguajes massmediáticos. Es la felicidad asociada sólo y únicamente a la figura demandante del ciudadano-consumidor, de aquel que vive con gusto el desmembramiento de lo público en nombre de lo privado, de esas intimidades protegidas de contaminaciones insoportables.
La renovación y el horizonte contemporáneo de la cultura no puede ser el de una actualidad con un único plano y un tiempo lineal, sin historicidad viva, entregándole a la televisión el control de las pedagogías educacionales, y en el otro extremo, un funcionariado que baja de las estanterías el festejo que corresponde una vez al año, sin valoración de las exigencias del lenguaje, sin preguntarse por las prácticas de lectura sociales y sin considerar que se muere la política si se muere el pensamiento creador en las artes y las ciencias. Peligra, incluso, la lectura argentina, el lector argentino, a pesar del éxito ferial de las convocatorias específicas en torno de esa práctica –la lectura– fundadora de sociedades y naciones. Se debe liberar al arte del modo en que las formas más crudas del mercado lo intentan anexar, tanto para generar nuevos fetichismos que de hecho han arriado “las banderas de la imaginación” como, en cuanto a la ciencia, asociándola a jugadas empresariales que ni siquiera se intentaron en el antepasado capítulo desarrollista de la historia de nuestro país.

No concebimos en el actual momento de la política nacional que estas cuestiones deban postergarse en el debate, porque son cuestiones del laberinto argentino. Del laberinto hay que salir con ideas estratégicas para este nuevo siglo. Parte del laberinto es una liviana consideración de las llamadas “políticas de la memoria” que finalmente la concede al conjunto de acciones permitidas por las centrales globalizadas de archivo de símbolos de los pueblos y a los nuevos enciclopedismos desmanteladores. Todos los conocimientos pueden ahora ser fijados, conservados y preservados, pero sin relaciones singulares entre ellos, sin relieves que los articulen o que ponderen sus relaciones heterogéneas pero ligadas a la historia de cómo se han producido. Los efectos de la globalización –más allá que este nombre apologético no es el adecuado y hay que crear otro– permiten el singularismo desconectado de la historia, la construcción de una red sin cuerpos ni herencias significativas de lenguaje.
Se hace urgente entonces trazar nuevos planes culturales públicos que no resuelvan la relación entre la singularidad y los recursos de aprendizaje colectivo con proyectos reduccionistas que sustituyan prácticas históricas por amuletos que muchas veces son versiones degradadas de las necesarias innovaciones tecnológicas. Estas nunca ocurren al margen de grandes módulos de reflexión popular, cultural, intelectual, tanto espontánea como experta. No se trata ni de burocratizar el pasado festejando a los insurgentes pretéritos como si los reencontráramos en un mercado de ideas despegado de la vida, no se trata ni de vivir en sociedades regidas por la desmemoria de los medios de comunicación más concentrados ni por el modo en que éstos reorganizan el archivo social bajo impulsos del target, las audiencias fragmentadas, el estilo history channel y el divulgacionismo que aplana el relato crítico de las sociedades. De la misma manera que reducir las políticas culturales a operaciones de mercado, al glamour heredado de desfiles de moda o convertirlas en escenificación espectacular y en sponsoreo de grandes empresas, suele ser el discurso que fascina a aquellos que desde hace mucho rebajan la cultura a su exclusiva dimensión mercantil articulada a la lógica de lo cuantitativo.
Sólo un nuevo humanismo de fundamentos críticos puede hacer pasar las culturas colectivas por el estatuto más riguroso de los conocimientos, fusionado entonces con los horizontes masivos genuinos. Están en nuestro pasado los muertos de muchas luchas que impulsaron la reconstrucción simultánea del presente y del pasado, como un único gesto inescindible de conocimiento político. Por eso, pensar la justicia respecto del pasado resulta indesligable, finalmente, de los modos en que se imagina y materializan actos de justicia respecto del presente. Los símbolos requieren un trato cuidadoso, porque su mera invocación en un contexto que no les pertenece los deja al borde de la parodia o la indiferencia, y ésta no es una zona menor del laberinto argentino.
La discusión actual respecto de los íconos nacionales muestra ese rasgo de su conflictividad necesaria. Y que esa discusión suceda, exige que no sean tratados con premura ni con consensos fáciles respecto de creencias sociales que están profundamente delineadas por las fuerzas mediáticas. Es necesario situar los símbolos en su fragilidad. Ellos no siempre afirman lo mismo y si se los arroja desligados de una materia experiencial profunda quedan a disposición de sus usos reaccionarios. Esto es: como negación o como inversión de aquello para los que se los había convocado.
No es sólo tarea de las instituciones estatales dar esa disputa, pero ellas tienen mucha responsabilidad al respecto. Deben hacerlo con tanta autonomía de los poderes culturales fosilizados –aunque se proclamen “independientes”– como con sensibilidad democrática frente a las diversas expresiones sociales. Deben hacerlo con sus redes cazadoras de mariposas de sentido, con ojos abiertos a lo que sucede, con perspicacia crítica respecto de sus límites, con azoramiento hacia lo que desconocen. Instituciones estatales de esa índole pueden librar la batalla cultural. La conmemoración del Bicentenario debe escapar del celebracionismo trivial ni debe ser fachada de acciones de fuerzas económicas que la mejor tradición democrática de nuestras revoluciones fundadoras hubiera rechazado. Debe también ser festiva, pero sin privarse de movilizar el espíritu investigativo y la potencia crítica intelectual que permita que el laberinto argentino –la histórica complejidad de las luchas sociales– protagonice un nuevo capítulo nacional sin sentimiento de embotamiento, liberando y emancipando las fuerzas de la justicia, de la economía y del arte.
Carta Abierta así lo propugna, porque su vida política es un conjunto de decisiones simultáneas que surge de las asambleas abiertas, de la integración libre, del sentimiento emancipado del sujeto público, del antagonismo creador sin cierre conceptual posible, de la proliferación sin cartilla previa de la cultura crítica universal y nacional y del estado contingente de interrogación permanente. Y especialmente de las escrituras y reescrituras, que suponen que cada escritura es a la vez otra, que permite pensarse nuevamente.
Si esto fuera así por obra de una multitud de voluntades, tendrá el efecto, la extrañeza y el valor que pudo tener la celebración de Castelli en las ruinas de Tiahuanacu el primer aniversario del 25 de Mayo de 1810.

18 settembre 2008

Papelitos pintados


Muchachos: Acuérdense del “corralito”. Saquen la guita del banco y póngala debajo del colchón. Estén atentos al dólar y esperen hasta que aclare.








SE CAYO WASHINGTON MUTUAL, LA MAYOR CAJA DE AHORRO Y PRESTAMOS PARA LA VIVIENDA DE EE.UU. BUSCAN SOCIO A MORGAN STANLEY PARA EVITAR SU QUIEBRA
El crac de Wall Street
En Gran Bretaña también intentan frenar el derrumbe de su principal entidad hipotecaria. Las bolsas mundiales se desplomaron y los quebrantos son billonarios. Más intervención estatal en el mercado.

La caída no se detuvo: ayer fue una nueva jornada de derrumbes generalizados de las bolsas en el mundo. Desde la apertura, todas las plazas bursátiles operaron con pérdidas y algunas debieron suspender la rueda para evitar seguir hundiéndose. El gobierno más fanático del libre mercado continuó lanzando una batería de medidas para tratar de frenar la multimillonaria sangría. Por caso, la autoridad que supervisa las actividades bursátiles en Estados Unidos, la SEC, endureció la regulación sobre la operatoria de acciones. Mientras, el Departamento del Tesoro emitió 40 mil millones de dólares en títulos públicos para proveer de liquidez a la Reserva Federal, que a su vez los destinará a entidades en problemas. A la estatización de AIG por 85.000 millones de dólares, le sucedieron anuncios de nuevas medidas del gobierno de Bush para reducir la volatilidad del sistema financiero. Pero el mercado ya parece no dejarse seducir por rescates sobre la hora.

- El Banco alemán de Crédito para la Reconstrucción y el Desarrollo será investigado por transferir 426,5 millones de dólares al Lehman horas antes del anuncio de quiebra.

- El tercer banco británico Barclays llegó a un acuerdo para adquirir el conjunto de las actividades de Lehman Brothers por 1750 millones de dólares.

- La Security and Exchange Commission (SEC) endureció la supervisación de las operaciones en acciones que apuestan por la caída de la cotización de acciones.

- Morgan Stanley podría fusionarse con Wachovia, luego de que junto a Goldman Sachs sufrieran una caída a un cuarto de valor.

- El Washington Mutual, la mayor caja de ahorro y préstamos para la vivienda de Estados Unidos, se ofreció a la venta. Entre los interesados se cuenta el HSBC, JP Morgan, Wells Fargo y el Citigroup.

- Las bolsas europeas cerraron en baja: Londres perdió 2,3 por ciento; París, 2,14; y Francfort, 1,8.

- El Ministerio de Finanzas ruso anunció que inyectará 350.000 millones de rublos, unos 10.000 millones de euros, en el sector bancario.

- La bolsa rusa se vio obligada a suspender su actividad luego del desplome de sus acciones.
- El Tesoro de Estados Unidos adjudicó de 40.000 millones de dólares en bonos a 35 días, para proveer de liquidez a la Fed.

- Wall Street volvió a operar en baja en sus principales indicadores: el Dow Jones Industriales cayó 4,1 por ciento y el Nasdaq Composite 4,9.

- La Bolsa de San Pablo cerró con un retroceso en el índice Bovespa de 6,7 por ciento, mientras que el real tuvo una depreciación de 2,6 por ciento frente a dólar.

- En la Argentina, las acciones perdieron 5 por ciento, los bonos, sobre todo los nominados en dólares más de 10 por ciento, y el dólar sumó un nuevo centavo a 3,12 pesos.


Orígenes:
La debacle financiera y bancaria de la potencia económica mundial es la más grave desde el crac del ‘29. Comenzó cuando explotó la burbuja inmobiliaria y el derrumbe de las operaciones especulativas con los créditos subprime. La administración Bush destina multimillarios recursos para salvar entidades hipotecarias y bancarias. El interrogante es sobre la magnitud de la crisis, su extensión en el tiempo y su impacto sobre la economía real.

El enorme doble déficit de la economía estadounidense, el fiscal y el comercial, creciendo de manera explosiva en los últimos años, obligó a buscar mecanismos de atracción de capitales financieros que compensaran el desfasaje de la balanza de pagos. “El mercado de bienes raíces ofrecía el único activo de envergadura para compensar la fuga provocada por los gastos militares, el comercio exterior y la huida del capital inversor”. Y un mercado especulativo altamente rentable fue, y sigue siendo, el único atractivo que puede ofrecer el sistema financiero estadounidense para que los dólares se reciclen y no se deprecien.

A las razones militares (mantener el único sostén posible al gasto bélico, el déficit fiscal) y económicas (no permitir que el dólar se caiga), se agregan razones políticas. Fannie Mae y Freddie Mac son parte del sistema de intervención paraoficial del gobierno federal en el sector financiero, pero también parte activa de un poderoso ejercicio lobbista entre los congresistas norteamericanos en defensa del sistema especulativo estadounidense en su conjunto. Como tal, se han convertido en generosos financiadores de campañas políticas de senadores y representantes, indistintamente de su camiseta.

La estrategia del Tesoro estadounidense se mantiene en la línea de bombear más fondos al mercado inmobiliario y al sistema financiero, para que los elegidos –selectivamente– no se caigan. Pero el efecto es aumentar la deuda de los ya endeudados, sumar pérdidas a balances en rojo. Y todo esto, frente a ingresos que no crecen y demandas en fuga por el pánico que genera el panorama. Hasta los especuladores más audaces huyen.

El rescate, por ahora, no tiene otro efecto que posponer el momento del quiebre, pero no restaura la capacidad de pago de los deudores. Buscar otra cosa significaría, para el gobierno Bush, abandonar su política militar, renunciar a la hegemonía del dólar o castigar a sus financistas de campañas. En vez de eso, abandonar un poquito la ortodoxia con algo de política de “Hood Robin” suena más atractivo. Después de enero, se verá.


ALGUNAS CLAVES:
La crisis comenzó cuando explotó la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos.Los 200 mil millones de dólares que desembolsó el Tesoro de los Estados Unidos para salvar A Fannie Mae y Freddie Mac no alcanzaron.Los precios de los activos financieros en todo el mundo siguieron bajando y otros bancos están en la cornisa.

No se discute si existe una crisis financiera internacional como la del crac del ‘29, sino sobre su magnitud, extensión en el tiempo e impacto sobre la economía real. El total del monto de las hipotecas en Estados Unidos es de 12,5 billones de dólares.

Las dos principales entidades nacionalizadas por la administración Bush, Fannie Mae y el Freddie Mac, manejan 5,2 billones en esos préstamos y tienen créditos caídos por 700 mil millones de dólares.
Las economías de Estados Unidos y Europa ya están entrando en recesión. Y China anunció un menor crecimiento para los próximos años.

El escenario más probable es el de una profundización de la recesión en Estados Unidos y en los otros países centrales, con su derrame al resto del mundo. En la actualidad los temores de recesión superan a los de inflación. La mala noticia es que las crisis con origen en el sector bancario suelen tener efectos duraderos.

Las crisis están en la naturaleza del capitalismo. Las burbujas especulativas son recurrentes. Aun así, un adecuado esquema de regulaciones debería contribuir a atenuar esas bruscas fluctuaciones cíclicas. No fue éste el caso, el esquema regulatorio vigente ha fracasado. Fue sobrepasado por una gigantesca pirámide de operaciones e innovaciones, como securitización, derivados, etc., que, curiosamente, prometían controlar los riesgos.

El paso natural es que la crisis deje de ser únicamente financiera e inmobiliaria en los Estados Unidos para convertirse también en una crisis del sector real internacional. O sea, en un movimiento tectónico que empuje a los Estados Unidos a una recesión lisa y llana, no limitada como ahora a una contracción de los sectores inmobiliario y automotriz, y que, barriendo los vestigios del “desacople” de las economías, arrastre también a Europa y Japón. Todo indica que ese proceso, demorado más de la cuenta, está desplegando sus alas.

Pero, sobre todo, la crisis reveló graves falencias de supervisión. “Conozca a su cliente” es un latiguillo de la regulación antilavado de dinero. Si los supervisores la hubieran respetado, la detección temprana de la crisis hipotecaria hubiese sido posible.

En Europa se ven problemas similares. Pero las medidas de salvataje no pueden eliminar las burbujas y las crisis, que son inherentes al sistema capitalista. En particular por la lógica de la especulación financiera, de apostar a ciertos activos. A lo que se suma que los inversores copian el comportamiento de algunos grandes, de los que se piensa que no pueden equivocarse. De ahí que muchas veces no se siga la regla de prudencia de diversificar las carteras.

Tampoco es sencillo controlar los activos que los bancos mantienen por fuera de balance. Y la apertura internacional de los mercados multiplica las posibilidades de eludir las regulaciones. Finalmente, y éste es el problema más importante, las regulaciones no pueden impedir las crisis económicas que afectan a los activos “reales”, ligados a la producción y el comercio, en los que se sostiene el negocio financiero.

Además de las consecuencias negativas en los mercados de crédito internacionales: van a subir las tasas y habrá mayores restricciones crediticias.

El mejor escenario es suponer que se trata de un descenso o ajuste cíclico, en una economía mundial que llevaba varios años de crecimiento. La recuperación vendría gradualmente al cabo de uno o dos años. El peor: que los torniquetes y las transfusiones públicas no puedan detener la sangría del mundo financiero internacional y que una extendida insolvencia impacte en forma devastadora sobre la actividad económica real, con serias repercusiones políticas y sociales.

¿Cómo? ¿No era que con el neoliberismo, tarde o temprano, todos íbamos a gozar de un mayor bienestar?

10 settembre 2008

Questo fu il fascismo


Dopo l’armistizio dell’8 settembre 1943, gli ebrei rifugiati al Sud tirano un sospiro di sollievo. La persecuzione è finita e il Governo Badoglio prende atto delle richieste degli Alleati. L’articolo 31 del cosiddetto armistizio lungo è chiaro al riguardo: "Tutte le leggi italiane che implicano discriminazioni di razza, colore, fede od opinioni politiche saranno, se questo non sia già stato fatto, abrogate". E infatti il 24 novembre del ’43 il consiglio dei ministri comincia ad abrogare le leggi razziali.
Nel centro-nord occupato dai tedeschi, invece, la situazione degli ebrei si aggrava ulteriormente. Già il 15-16 settembre 1943 i nazisti arrestano e deportano 22 ebrei di Merano, e negli stessi giorni rapinano e uccidono quasi 50 ebrei sulla sponda piemontese del lago Maggiore, a Meina, Baveno, Arona. Il 23 settembre il RSHA, la centrale di polizia tedesca che gestiva la politica antiebraica, comunica che gli ebrei di cittadinanza italiana sono divenuti immediatamente assoggettabili alle "misure" in vigore per gli altri ebrei europei. La prima retata delle SS è quella del 16 ottobre 1943 a Roma: quel sabato vengono rastrellati 1259 ebrei; due giorni dopo 1023 di essi vengono deportati ad Auschwitz (tra di essi vi è anche un bambino nato dopo l’arresto della madre); di questi deportati, solo 17 sopravviveranno.
La neonata Repubblica di Salò non è più tenera del fascismo con gli ebrei, anzi. La Carta di Verona del 14 novembre 1943 - il manifesto politico della Rsi - risolve il problema degli ebrei italiani nel capitolo settimo, affermando che tutti i membri della razza ebraica sono "stranieri e parte di una nazione nemica". L’Ordine di Polizia numero 5, emanato il 30 novembre 1943 e trasmesso il giorno seguente alla radio, annuncia che tutti gli ebrei saranno inviati ai campi di concentramento, fatta eccezione per quelli gravemente malati o di età superiore ai settant’anni. Tutte le proprietà ebraiche nella Repubblica di Salò saranno sequestrate e assegnate alle vittime dei bombardamenti alleati. Una legge del 4 gennaio 1944 trasforma i sequestri in confische (alla data di Liberazione il numero dei decreti di confisca sarà di circa 8mila; la Rsi si approprierà di terreni, fabbricati, aziende, titoli, mobili, preziosi, merci di famiglie ebraiche pari a oltre 2 miliardi di lire).
Già il 1° dicembre le autorità italiane cominciano ad arrestare gli ebrei e a internarli in campi provinciali; alla fine di quel mese iniziano a trasferirli nel campo nazionale di Fossoli, nel comune di Carpi, in provincia di Modena. Nella "caccia agli ebrei", i più accaniti sono i fascisti delle bande autonome, la banda Carità a Firenze, la banda Kock a Roma e poi a Milano, la legione Muti, e la Guardia nazionale repubblicana, le Brigate Nere, le SS italiane. Ma si macchiano di complicità con i nazisti pure le prefetture, la polizia e i carabinieri (alcune prefetture e comandi – scrive De Felice – ci mettono "uno zelo veramente incredibile, fatto al tempo stesso di fanatismo, di sete di violenza, di rapacità"). E’ un fatto ormai accertato che i 4210 ebrei deportati dopo l’Ordine n. 5, siano stati arrestati quasi tutti dalle autorità italiane. Una "caccia" che durerà fino alla fine: il 25 aprile del 45, un gruppo di militi fascisti in fuga verso la Francia, si ferma a Cuneo per prelevare sei ebrei stranieri e li uccide, gettando i loro corpi sotto un ponte.
L’8 febbraio del 1944 il campo di Fossoli passa sotto il comando tedesco e il comandante italiano del campo, che pure aveva assicurato più volte che non avrebbe mai consegnato i suoi prigionieri ai nazisti, all’atto pratico non mantiene le sue promesse. A Fossoli si realizza – come ha scritto Sarfatti – "la saldatura tra le politiche antiebraiche italiane e tedesca". Dal campo modenese, infatti, gli ebrei catturati dalle autorità italiane vengono inviati nei lager dell’Europa orientale. E che in quei luoghi gli ebrei non vadano in gita ma vengano uccisi, Mussolini lo sa almeno dal febbraio del ‘43, quando aveva ricevuto un rapporto segreto di Ciano sulle deportazioni e le "esecuzioni in massa degli ebrei" in Germania.
Il 15 marzo del ’44 Mussolini compie un ulteriore grave passo: istituisce un Ufficio per la razza, alle dipendenze della Presidenza del Consiglio, e vi pone a capo il super-razzista Giovanni Preziosi che sostiene apertamente che il "primo compito" della Rsi è "quello di eliminare gli ebrei". Preziosi si adopera per inviare nei campi di concentramento non solo gli ebrei puri, ma anche i cittadini di "origine mista", e per confiscare i beni anche degli ebrei "arianizzati".
Prima dell’arrivo delle forze alleate, gli ebrei vengono trasferiti nel campo di Bolzano-Gries, luogo noto per le torture e gli assassinii. Dalla Risiera di San Sabba a Trieste un numero alto di ebrei viene indirizzato a morte sicura e lo stesso destino incontrano 1805 ebrei di Rodi e Kos. Le SS e la milizia fascista catturano e giustiziano sommariamente più di duecento ebrei (77 vengono fucilati alle Fosse Ardeatine, il 24 marzo, insieme a molti partigiani). In questo sono aiutati da due collaboratori ebrei - a Roma e Trieste - che identificano i correligionari e li consegnano ai loro carnefici.
Per fortuna la persecuzione degli ebrei trova scarso consenso nel popolo italiano, salvo poche eccezioni; molti, pur consci del pericolo cui si espongono, salvano la vita a ebrei italiani e stranieri, nascondendoli nelle loro case; i partigiani accompagnano alla frontiera svizzera vecchi e bambini, e li mettono in salvo. Tra tutti, spiccano gli atti di eroismo di Giorgio Perlasca e del questore di Fiume Giovanni Palatucci (poi morto a Dachau). Anche la Chiesa Cattolica interviene in modo deciso. Molti ebrei trovano rifugio e salvezza nei monasteri o nelle parrocchie (solo a Roma il Vaticano aiuta oltre 4 mila ebrei).
Le cifre della deportazione in Italia
Quante vittime ha fatto la deportazione degli ebrei in Italia? Liliana Picciotto Fargion nell'aggiornamento del "Libro della Memoria" (Mursia) riscrive le cifre. Gli ebrei arrestati e deportati nel nostro Paese furono 6807; gli arrestati e morti in Italia, 322; gli arrestati e scampati in Italia, 451. Esclusi quelli morti in Italia, gli uccisi nella Shoah sono 5791. Ovvero circa il 20 per cento della popolazione ebraica italiana ( tra i rabbini-capo la percentuale sale al 43 per cento). A questi vanno aggiunte 950 persone che non si è riusciti a identificare e che quindi non sono classificabili.
Ci sono novità anche sul meccanismo della persecuzione. La Picciotto è convinta, sulla base delle circolari che i nazisti inviavano alle autorità italiane, che tra i ministeri degli Interni tedesco e della Rsi ci fosse un accordo preciso: gli italiani avrebbero pensato alle ricerche domiciliari, agli arresti e alla traduzione nei campi di transito (in particolare quello di Fossoli); i tedeschi alla deportazione nei campi di sterminio. "Manca il documento- precisa - ma i sospetti sono oramai quasi realtà".
Chi si salvò? Secondo i calcoli di Michele Sarfatti, i perseguitati che non vennero deportati o uccisi in Italia furono circa 35.000. Circa 500 di essi riuscirono a rifugiarsi nell’Italia meridionale; 5500-6000 riuscirono a rifugiarsi in Svizzera (ma per lo meno altri 250-300 furono arrestati prima di raggiungerla o dopo esserne stati respinti); gli altri 29.000 vissero in clandestinità nelle campagne e nelle città. Circa 2000 ebrei, tra i quali Enzo e Emilio Sereni, Vittorio Foa, Carlo Levi, Primo Levi, Umberto Terracini e Leo Valiani, parteciparono attivamente alla Resistenza (1000 inquadrati come partigiani e 1000 in veste di "patrioti"), pari al 4 per cento della popolazione ebraica italiana. Una percentuale di gran lunga superiore a quella degli italiani nel loro complesso. Circa 100 ebrei caddero in combattimento o, arrestati, furono uccisi nella penisola o in deportazione; cinque furono insigniti di medaglia d’oro alla memoria. Fra i caduti, vanno ricordati il bolognese Franco Cesana, il più giovane partigiano d’Italia, il torinese Emanuele Artom, i triestini Eugenio Curiel e Rita Rosani, il milanese Eugenio Colorni, il toscano Eugenio Calò, gli emiliani Mario Finzi e Mario Jacchia, e l’intellettuale Leone Ginzburg. Un alto contributo al ritorno della libertà e della democrazia in Italia.
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Cercare l'informazione si può. Pensare con la propia testa non fa male né fa ingrassare. Credere "ai potenti" e non fare niente significa cavarsi la propria fossa. Il popolo che non ha memoria corre il rischio di ripetere la propria cattiva storia.

7 settembre 2008

Historia de Una Tragedia dentro de la tragedia


¿Qué nos hicieron? ¿Quién puede acusar y juzgar? Esta nota refleja hasta dónde llegó la dictadura militar: a la desaparición, lisa y llanamente, de los límites entre lo que es justo e injusto, dejando en este caso abierto un debate en el que será muy difícil llegar a conclusiones.
La posición de los organismos de derechos humanos, especialmente de HIJOS de Rosario, parece la más humana. Dejan como siempre abierta la puerta a la esperanza de una refundación de la sociedad basada en la Moral y en la Ética.

UN EX DESAPARECIDO ACUSADO DE COLABORAR CON LA DICTADURA SE SUICIDO ANTES DE SER DETENIDO
José Baravalle fue hallado por Interpol junto con su mujer en Italia. Ella enfrenta un pedido de extradición. Algunos de sus ex compañeros los condenan, otros creen que ante todo fueron víctimas.



Por José Maggi y Victoria Ginzberg
para Página12-07-09-08
José Baravalle, “El Pollo”, tenía 55 años y había militado en Montoneros. Lo secuestraron a mediados de 1976 y luego de cinco días de brutal tortura comenzó a colaborar con la patota de Agustín Feced, jefe de policía de Rosario durante la última dictadura. Junto a Graciela Porta formaron una de las parejas más condenadas por sus propios compañeros: los acusaron de participar directamente en torturas y otros vejámenes. Estaba siendo buscado por la Justicia federal, que había librado una orden de captura internacional. Hace diez días, Interpol ubicó al matrimonio en Biella, un pueblo del norte de Italia, cuando la Corcho Porta fue a hacer un trámite bancario. El Pollo no resistió el cerco policial y se tiró de un puente. “No sé lo que ellos creen que yo sepa. Esta historia nunca terminará. Es tremendo pasar de víctima a verdugo. Alguien celebrará: los verdaderos culpables”, escribió en una carta a sus familiares.
La Corcho fue a un concretar un trámite bancario con su pasaporte argentino y saltó en los registros un pedido de captura internacional. De inmediato fue detenida. Baravalle supo entonces que tenía las horas contadas. Fue al puente de Chiavazza y se arrojó al vacío. Porta está ahora a la espera de un trámite de extradición.
Desde el Colectivo de ex presos políticos Hugo Papalardo recordó a Baravalle: “Era un pibe que militaba con alegría, aunque era un poco irresponsable. Conocí a su señora en el año ‘75 en Medicina, donde venía porque era la compañera de Santiago ‘Guito’ Wherle, con quien tuvo un hijo, Andrés, que crió El Pollo. La Corcho fue la que me apuntó para que me buscaran, y estaba en el auto con el que me fue a buscar el Cura Marcote, a mi trabajo en Maipú y San Luis. Con ella estuvimos seis meses en el sótano de El Pozo, de San Lorenzo y Dorrego, donde estaba con su hijo, que era muy chiquito, no sé si tenía dos años”.
En este sentido, Papalardo explica que “no es como los juzgamos a la Corcho y al Pollo, sino tratar de entender en qué proceso político-social y en qué proceso de fractura moral se dan esos casos, porque no son todos iguales. Lo que puedo decir es que gente como Baravalle y como Porta han pasado por una tortura previa: no fueron a las puerta de la Jefatura a ofrecerse para torturar a sus compañeros. Esto no intenta justificar lo que hicieron, sino que busca que quienes los juzgan intenten comprender los tiempos en que ocurrió. La tortura durante un solo día nos transforma en un animalito, en alguien que responde con su espíritu de supervivencia. Los que hemos pasado por algo menos grave que esto en esos momentos, cuando somos llevados al límite de la condición humana, sabemos que surge de nuestro interior lo mejor y lo peor que tenemos. La razón ya no existe, y respondemos con nuestro espíritu primario. Cuando El Pollo decidió después de todo eso colaborar con los militares ya no era El Pollo. Al Pollo que yo conocí lo mataron, al igual que la Corcho, ya no fueron las personas que yo conocí”.
En 1979 Baravalle declaró en un juicio sumario que Montoneros le hizo en España. En esa entrevista describió con una frase su accionar: “No canté más porque era al pedo, y no canté menos porque me mataban”. “Le jodí la vida a mucha gente, pero no a tantos como hubiese podido.” Esas declaraciones grabadas en algunos cassettes habrían sido llevadas al museo que la organización tenía en Cuba. En esa charla, Baravalle se habría mostrado arrepentido de lo que había hecho.
Angel Florindo Ruani, ex oficial montonero, es menos contemplativo con Baravalle. “Lo torturaron como a todos los que caímos, pero El Pollo tomó un camino que pocos tomaron, que es el de colaborar, y participar en el terrorismo de Estado. Lo que más le achacamos a Baravalle es no hablar en determinado momento de la democracia, haber contado lo que hizo y lo que vio, porque él sabe perfectamente cómo se torturaba, cómo se violaba y quiénes lo hacían. Estuvo un año y medio en el Servicio de Informaciones, conviviendo con la patota de Feced, por lo que tiene conocimiento de los que pasaron entre junio de 1976 y diciembre de 1977, y qué pasó con los cuerpos de los compañeros que no han sido encontrados. Eso Baravalle lo sabía y se lo llevó a la tumba.
Luego del retorno de la democracia, Baravalle se había comprometido a declarar ante la Justicia, pero cuando llegó al país lo estaban esperando para detenerlo. Eso desactivó su participación como testigo. Estuvo preso y en 1984 le dictaron falta de mérito. Con la reapertura de las causas, luego de la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, se reflotaron en Rosario las acusaciones en contra de Baravalle, Porta y otras tres personas que estuvieron secuestradas.
Más allá de los juicios morales, muchos dentro de los organismos de derechos humanos y en el Poder Judicial creen que los detenidos que colaboraron después de haber sido torturados no deben ser enjuiciados. La organización HIJOS de Rosario, por ejemplo, tomó la decisión de no impulsar ninguna querella contra ellos. “Tenemos una postura muy clara. Todas las personas que entraron a la fuerza a un centro clandestino de detención son víctimas. No importa en qué se convirtieron después, porque una de los objetivos de la represión era ese: doblegar la voluntad de las personas. Yo no me juntaría a comer un asado con ellos, pero hay que ser muy claros y saber quién es el enemigo. Creo que esta persecución judicial es funcional a los represores. Es un error político y humano”, dijo a PáginaI12 Ana Oberling, abogada de HIJOS.
Desde la Procuración General de la Nación, la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las causas por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado elaboró un informe en el que analizó en términos genéricos los casos –son muy pocos– en los que podría achacárseles responsabilidad penal a personas que estuvieron desaparecidas. Con citas al Nunca Más, el informe elaborado por la Conadep, se sostiene que “uno de los grandes objetivos del sistema de los centros clandestinos de detención es la destrucción de la personalidad y la desestructuración de la identidad del detenido”. En dicho documento, que tiene el objetivo de servir como guía a los fiscales de todo el país que impulsan expedientes vinculados con los crímenes de la última dictadura, se sugiere que antes de acusar a un persona debe tenerse en cuenta “el contexto de acción en el que tuvieron lugar las conductas imputadas a personas que se encontraban detenidas en los centros clandestinos utilizados por el terrorismo de Estado” y que se debe evaluar “las herramientas normativas que el derecho penal prevé específicamente para contextos opresivos para el autor de la conducta, en los que existe un riesgo cierto de pérdida de bienes esenciales como la vida y la integridad física”.


La carta que dejó El Pollo
No sé lo que ellos creen que yo sepa. Esta historia nunca terminará. Lamento mucho, pero creo que ésta es la única manera de detenerla (...). Es tremendo pasar de ser víctima a verdugo. Alguien celebrará: los verdaderos culpables. Espero ser la última víctima de tanta barbarie.(...).
Mi única culpa es que no he podido resistir la tortura. ¿Cuál es el límite humano?. Pido disculpas a todos los amigos y familiares. Ya he pasado por esto, y fui absuelto. No voy a cruzar de nuevo. Me voy porque esto tiene que acabar. Adiós
.”


Incomprensión
Por Ana Longoni *
Cuando un hombre con buena salud se suicida es porque, a fin de cuentas, no hay nadie que lo comprenda. Tras la muerte, la incomprensión no desaparece, porque los vivos insisten en interpretar y utilizar su historia adecuándola a sus propios fines.” Así empieza John Berger un lúcido ensayo sobre Maiakovski. Lo invoco para aproximarme a otro suicidio, en coordenadas históricas muy distintas aunque también atroces. Ante la certidumbre de una pronta captura por la policía internacional, la decisión de José Baravalle de quitarse la vida, su acto de desesperación extrema, nos arroja a un territorio ensombrecido que sospecho que no puede transitarse sin dolor. Esta muerte me duele, aunque no conocí a ese hombre ni sé de él más que lo que se escribió en los últimos días: que fue un joven militante montonero en los años setenta en Rosario, que fue secuestrado ilegalmente en 1976 por el terrorismo de Estado, salvajemente torturado durante días, tras lo que se convirtió en un activo colaborador de la represión –según señalan los testimonios de otros sobrevivientes–. No soy quién para ejercer un juicio condenatorio o exculpatorio sobre él y su vida arrasada por la experiencia límite del terror concentracionario, como lo nombra Pilar Calveiro. Apenas me atrevo a preguntar(me) algunas cuestiones en la medida en que lo ocurrido, como en otros casos recientes de instancias judiciales contra sobrevivientes acusados de colaboración (en Tucumán, en Rosario), precipita al primer plano dilemas éticos y políticos irresueltos que atraviesan la sociedad argentina.
Los sobrevivientes, aquellos poquísimos desaparecidos que reaparecieron con vida, resultan hoy piezas cruciales en la medida en que son los testigos necesarios en los juicios contra los represores. Fuera de los ámbitos judiciales, su aislamiento sigue siendo enorme. Están sospechados por su sobre(vida), estigmatizados como traidores, contaminados por el contacto con el enemigo. Héctor Schmucler señaló, pensando esta cuestión: “La traición señalada en el otro nos protege: quedamos resguardados en un bando unificado por el miedo y la vergüenza”.
Quizá porque los relatos de los sobrevivientes estorban –en ciertos ámbitos militantes– la construcción del mito incólume del desaparecido como mártir y como héroe, frente al que no parece tener cabida ninguna crítica de las formas y las prácticas de la militancia armada de los ‘70 sin poner en cuestión la dimensión del sacrificio de los ausentes. Los sobrevivientes –aun habiendo salido del centro de detención– continuaron atrapados en un doble fuego, víctimas de sus captores y condenados por sus antiguas organizaciones políticas. En el persistente aislamiento, sospechados y juzgados desde escalafones morales y grados de valentías que los separan de los que no regresaron se percibe otro efecto pavoroso de la represión.
La instalada asociación entre sobreviviente y traidor (delator, colaborador) impide pensar que la decisión de quiénes fueron los que sobrevivieron (salvo en las muy excepcionales fugas) fue de las fuerzas represivas. Lo que es común a la gran mayoría de los relatos de sobrevivientes es que aquello que los salva no es –ni exclusivamente ni en primer término– la habilidad del prisionero para ser o parecer útil, sino su aleatoria condición de “elegido” por los represores para sobrevivir. La supervivencia de algunos pocos dentro de las decenas de miles de desaparecidos obedece a patrones múltiples, entre los que no tiene poco peso el azar. Si se puede hablar de una lógica, ésta respondía en todo caso a criterios muy diversos: los represores podían seleccionar a sujetos que resultaran útiles al funcionamiento del aparato represivo, en el sostenimiento de la maquinaria cotidiana del campo, en sus proyectos políticos o haciendo público su arrepentimiento. Podía también mantenerse con vida a algunos prisioneros dignos de ser exhibidos en cautiverio como trofeos de guerra: dirigentes reconocidos o sus viudas. Las “elecciones” podían asimismo responder a una lógica no corporativa: los vínculos entre represores y prisioneros a veces traspasaban el anonimato masivo y se personalizaban, dando lugar a la “salvación” de algunos sobrevivientes por parte de determinados represores.
Quizá debamos detenernos en algunos tramos de la rápida nota que garabateó Baravalle a su familia antes de tirarse al vacío. Allí dice: "Es tremendo pasar de ser víctima a verdugo..." Está claro que no todas las conductas de los detenidos sobrevivientes fueron iguales, pero tampoco se puede obviar que ellos estaban ilegalmente secuestrados, que fueron salvajemente torturados, arrasados sus cuerpos y su humanidad. Las restringidas estrategias que pudieron elaborar los prisioneros “elegidos” por sus captores para integrarse al “proceso de recuperación” van desde la abierta (a veces, momentánea; otras veces, permanente) colaboración con la represión para que sean detenidos otros militantes, hasta hacerse cargo de tareas inocuas, que no implicasen mayores riesgos para los militantes libres ni para los prisioneros. También fue posible la simulación de la colaboración, que incluso entorpeció la actividad represiva o, en algún momento, la desplazó a un segundo plano.
Baravalle escribió también "Mi única culpa es que no he podido resistir la tortura". Instala así otro asunto que nos cuesta enormemente encarar: el reconocimiento de la efectividad de la tortura irrestricta e ilimitada como cruento y sistemático método para arrancar información a los prisioneros (hayan éstos sobrevivido o no), aterrorizar y arrasar su condición humana, y como modalidad efectiva y atroz en la tarea de desmantelar rápidamente la estructura de las organizaciones armadas. La tortura enfrenta al prisionero a extremos insospechados de dolor y vejación, y lo obliga a enfrentarse solo e inerme a sus propios límites. En medio de las interminables sesiones de tortura, la frontera borrosa de qué información se puede dar sin poner en riesgo a nadie, cuál es comprometedora, cuál es ya caduca o conocida para los represores, es difícil de definir. ¿Cómo calcular en esas circunstancias desgarradoras cuánto tiempo pasó desde la detención? ¿Cómo saber, entonces, si ya estarán alertados y a resguardo los compañeros? Son límites peligrosos. Y los torturadores lo saben.
"...Espero ser la última víctima de tanta barbarie". Fue lo último que deseó José Baravalle.
* Escritora e investigadora de la UBA. Autora de “Traiciones. La figura del traidor en los relatos acerca de los sobrevivientes de la represión”.

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Para Alfredo Vivono la situación de Baravalle es distinta. "Cuando lo detuvieron no estaba convencido del proyecto político que tenía que encarar, asi que cuando lo llevan al Servicio de Informaciones después de varios días de tortura, se quiebra, habla, les da información al grupo de tareas de Feced, al que se suma para cometer los mismos delitos que los represores". Para Vivono el análisis de los quebrados es distinta: en Rosario hubo cinco casos, además de Folch y Chomicky, y Porta-Baravalle, esta "Tu Sam" Brunato, que usaba uniforme y cobraba sueldo. "Es verdad que el Pollo torturó y violó y bajo ninguna excusa puede ser comprendido -agrega el ex subsecretario de derechos humanos. "A mí me causa mucho dolor, y siento que por un lado es una víctima más, y por otro lado sé que también cometió los mismos delitos que los represores. Cuando escucho a sus víctimas denunciarlo, los respeto. No le podemos escapar a la verdad, más allá de lo que nos genere. No podemos esquivar la memoria y la justicia y si cometió delitos, deben ser enjuiciados igual que el resto".

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En la Causa Feced, figuran varias denuncias en las que está involucrado José Baravalle y en las que se basaba la orden de detención en su contra:

* Félix Manuel López denuncia ante la justicia provincial que fue detenido el 13 de agosto de 1976 por cuatro policías uniformados. Afirma que entre los torturadores, podría reconocer con seguridad la voz de "El Ciego" Lofiego, quien manejaba la picana eléctrica y se la aplicó en los testículos, en el pene, en el ano, por el vientre, en los labios, en el párpado, mientras estaba vendado, maniatado y totalmente desnudo. También señala que lo golpeó el "Pollo" Baravalle, a quien podría reconocerle la voz, y sindica como otros torturadores a "Tu Sam", "Kuriaki" y "El Cura".


* Carmen Lucero: el día 22 de febrero de 1977 fue secuestrada y llevada al Servicio de Informaciones ubicado en la Jefatura de Policía de Rosario. La trasladaron a una pieza, en la que había una escalera que comunicaba con "la favela", donde se encontraban los demás torturados. De allí la llevaron al sótano, siendo esto fue a los diez días posteriores a su detención, lo que significaba que dejaba de estar desaparecida; en este lugar pudo ver también a Analía Minetti un día que la bajaron a bañar, subiéndola inmediatamente después del baño. Manifiesta que la persona que acompañó a Analía para que se bañara fue José Baravalle ("El Pollo"), uno de los civiles que colaboraban en la detención y torturas de personas.


* Azucena Solana declaró ante la justicia provincial que fue detenida en agosto de 1976 junto con su novio y un amigo, Alfredo Fernández. Que en un primer momento la llevaron a Robos y Hurtos y luego al Servicio de Informaciones, donde pudo reconocer a "Tu Sam", de apellido Brunatto; "El Pollo" Baravalle, "El Ciego" Lofiego, "El Cura" Moore y a "La Pirincha". Señala que fue torturada con picana eléctrica, estando desnuda y atada a una camilla, en varias oportunidades, mientras la insultaban y la interrogaban. Que era "El Ciego" quien le aplicaba la picana. Agrega que pudo ver a su novio atado a una camilla en la oficina de Lofiego, y que escuchó los gritos de dolor y los golpes que le propinaron. Igualmente, declara que escuchó una discusión entre "El Ciego", "El Cura" y "El Pollo" respecto al destino de su novio, y si lo matarían o no.

* María Inés Lucheti de Betanín declara que estando detenida en el servicio de informaciones participa en su interrogatorio mediante la aplicación de tormentos una mujer que llamaban "Victoria" o "la polaca" y que fue golpeada por ésta al igual que por Baravalle.
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